domingo, 12 de abril de 2020

SEGUNDA OLEADA DE COLONIZACION EUROPEA:



Arriba: Francia, como todos los países colonizadores, usaron y abusaron de las tropas coloniales.

En 1825, al culminar el proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas, los europeos conservaban muy pocas colonias en el mundo, más allá de las islas del Caribe, las Guayanas, Canadá, pequeñas posesiones en las costas de África y de la India, y la actual Indonesia en el sudeste asiático. Los países colonizadores eran los de siempre: Inglaterra, Francia, España, Holanda y Portugal.
Rápidamente, ingleses y franceses comenzaron a buscar nuevas colonias un poco por todas partes, a la vez que aparecieron potencias colonizadoras nuevas, como Alemania, Japón, Estados Unidos, Bélgica e Italia.
Las primeras en moverse fueron las viejas potencias coloniales. Ya en 1830 los franceses empezaron la colonización de Argelia, a la vez que los ingleses se movían hacia el norte desde sus colonias en el África del Sur. En menos de 100 años, el continente africano sería totalmente colonizado por los europeos. En 1914 había sólo dos países más o menos independientes en ese continente: Liberia -que era casi un protectorado de EE.UU.- y Etiopía -que tenía que apoyarse en Inglaterra o Francia para evitar las amenazas de Italia-.
El llamado “Reparto de África” se decidió por consenso en la Conferencia de Berlin de 1884 y 1885, en donde se decidió:


·        *La libre navegación de los ríos Niger y Congo
·        * El establecimiento del Estado Libre del Congo, administrado por el rey de Bélgica.
·        *La libertad de comercio en el África Central
·         *La prohibición de la trata de esclavos
·        * Una nueva doctrina de ocupación, que otorgaba a los ocupantes de la costa el derecho de posesión sobre los territorios del interior.


Asia no fue completamente colonizada, aunque los ingleses se expandieron por todo el subcontinente indio (India, Bangladesh, Pakistan, Myanmar, Sri Lanka) y partes de la península arábiga, como Kuwait o Yemen.
Francia se apoderó de varios países del sudeste asiático, como Vietnam, Laos y Camboya, los rusos avanzaron por Siberia hasta las fronteras de China y Japón, los alemanes se apoderaron de una ciudad en China, y los japoneses colonizaron países vecinos como ambas Coreas, Taiwan y partes de China.
Oceanía fue completamente colonizada por Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda y Estados Unidos.
América Latina logró no ser tan afectada por esta oleada colonizadora, pero no fue gratuito. En las décadas de 1830 y 1840 sufrió amenazas de las flotas de Inglaterra y Francia, que intentaron por ejemplo intervenir en el Río de la Plata y fueron rechazados por Juan Manuel de Rosas quien los obligó a retirarse. En la década de 1860 los franceses intentaron instalar un Emperador europeo en México, cuya expulsión se logró sólo tras una sangrienta resistencia del pueblo mexicano.
Mucho peor les fue a los países hispanos con los Estados Unidos, que le quitaron a México la mitad de su territorio, se apoderaron de Cuba y Puerto Rico en 1898, e invadieron cuantas veces quisieron a pequeños países caribeños tal como Haití, República Dominicana y Nicaragua.
EL COLONIALISMO EN ASIA:
Asia era un continente mucho mejor conocido por los europeos de lo que era África, quienes habían establecido contactos con antiguos Estados, como China, India y Japón. Además, desde el siglo XVI los viejos imperios coloniales de Portugal, España y Holanda mantenían posesiones en ese continente, como Macao, Goa, Filipinas e Indonesia.
Ya antes de la gran carrera imperialista, Gran Bretaña se había asentado en Singapur y Hong Kong, que llegarían a ser grandes emporios comerciales.


Abajo: La colonización de Äfrica según la revista alemana "Simplicissimus"


CONSIGNAS:
1-    ¿Cuándo y donde buscaron colonias los europeos después de 1825?
2-    ¿Qué decisiones se adoptaron en la Conferencia de Berlin?
3-    “América Latina no fue afectada por la expansión colonial de las grandes potencias en los siglos XIX y XX”. Si-No ¿Por qué?
4-    ¿Qué países participaron de la oleada de expansión colonial que arranca en el siglo XIX?
A PARTIR DE LOS TEXTOS QUE ESTÁN EN LAS IMÁGENES:
5-    ¿Cómo se apoderaron los ingleses de la India?
6-    ¿Qué territorios comprendía la “Indochina francesa?
7-    ¿A qué se llama “Tratados desiguales” entre Occidente y los chinos?
8-    ¿Cuál era la diferencia entre colonias, protectorados y concesiones?
9-    ¿Cómo era la sociedad colonial?
10-    ¿Qué representa el dibujo de la revista “Simplicissimus”?

sábado, 4 de abril de 2020

LA DÉCADA INFAME EN ARGENTINA (1930-1943)

Arriba: Los 4 presidentes de la "Década Infame": José Félix Uriburu, Agustín P. Justo, Roberto M. Ortiz y Ramón Castillo


A PARTIR DE LOS PRIMEROS 24 MINUTOS DEL VIDEO DE FELIPE PIGNA CONTESTÁ:

1- ¿Cuáles fueron las excusas para dar el golpe? ¿Qué pasaba en realidad, en el mundo?
2- ¿Cuáles eran las diferencias entre Uriburu y Justo? ¿Qué querían uno y otro?
3- ¿Qué críticas hace Lisandro de la Torre?
4- ¿Qué era "La Concordancia"?
5- ¿Por qué pensás que se prohibió la victoria de la fórmula radicales Pueyrredón-Guido en Buenos Aires?
6- ¿Cuál es el rol de figuras radicales como Marcelo T de Alvear, HipólitoYrigoyen y Gregorio Pomar?
7- ¿Fueron limpias y prolijas las elecciones de 1931?
8- ¿Qué significa la frase "sus enemigos han estado tres años mordiéndolo con saña para deshacerlo, y aún no saben que mordían bronce"?
9- PARA INVESTIGAR: Buscá  breves biografías de Hipólito Yrigoyen, Lisandro de la Torre y Federico Pinedo -el abuelo del actual Senador-
10- ¿Cuáles fueron los efectos económicos y sociales de la crisis del '29?
11- ¿Cómo afectó a Argentina la Conferencia Imperial de Ottawa y el cambio de la política comercial europea y norteamericana?
12- Explicá las características del Pacto Roca-Runciman, y los cuestionamientos que se le hicieron.
13- Resumí los textos que aparecen debajo, y señalá si ambos dicen lo mismo:

Pacto Roca – Runciman – El debate de las carnes en la década de 1930

1° de mayo de 1933


“La industria más genuina del suelo argentino, la ganadería, se encuentra en ruinas por obra de dos factores principales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces la deja hacer y otras la protege directamente.” Así comenzó el senador Lisandro de la Torre su acusación contra el gobierno y los grupos económicos en la tarde del 18 de junio de 1935.
Dos años antes, el 1° de mayo de 1933 el gobierno argentino había firmado con Inglaterra el tratado  Roca-Runciman para garantizar la exportación de una cuota de carne en condiciones lamentables ante las medidas restrictivas tomadas por Gran Bretaña. Ésta en 1932 se había reunido en Ottawa, Canadá, con sus colonias y ex colonias para reorganizar su comercio exterior y había decido adquirir en Canadá, Australia y Nueva Zelanda los productos que antes compraba a la Argentina.


En los sectores ganaderos exportadores argentinos hubo un gran desconcierto: la metrópolis los había abandonado. El presidente Agustín P. Justo, parte integrante del movimiento golpista que depuso al presidente constitucional de Hipólito Yrigoyen y un fiel representante de los sectores ganaderos exportadores envió a Londres al vicepresidente Julio A. Roca (hijo) para llegar a un acuerdo. Éste adujo sin ruborizarse que la Argentina era, desde el punto de vista económico, una parte integrante del imperio británico. Otro miembro de la delegación sostuvo a su turno que «la Argentina es una de las joyas más preciadas de su graciosa majestad».

El resultado fue la firma de un acuerdo con el ministro de Comercio británico, Sir Walter Runciman, conocido como “pacto Roca–Runciman”. Por éste, Inglaterra se comprometía a seguir comprando carnes argentinas siempre y cuando su precio fuera menor al de los demás proveedores. En cambio, la Argentina aceptó concesiones lindantes con la deshonra: liberó los impuestos que pesaban sobre los productos ingleses y se comprometió a no permitir la instalación de frigoríficos argentinos. Se creó el Banco Central de la República Argentina con funciones tan importantes como la emisión monetaria y la regulación de la tasa de interés, en cuyo directorio había una importante presencia de funcionarios ingleses. Finalmente se le otorgó el monopolio de los transportes de la capital a una corporación inglesa.

El senador demócrata progresista Lisandro de la Torre denunció el acuerdo en el Senado y promovió el debate. «El gobierno inglés le dice al gobierno argentino ‘no le permito que fomente la organización de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos extranjeros’. En esas condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tiene cada uno su cuota de importación de carnes y la administran ellos. La Argentina es la que no podrá administrar su cuota. No sé si después de esto podremos seguir diciendo: ‘al gran pueblo argentino salud’.”

En mayo de 1935, el legislador santafesiono acusó por fraude y evasión impositiva a los frigoríficos Anglo, Armour y Swift. Aportó pruebas que comprometían directamente a dos ministros de Justo: Pinedo de Economía y Duhau de Hacienda, en las que se establecía claramente el trato preferencial que recibían estas empresas que prácticamente no pagaban impuestos y a las que nunca se las inspeccionaba, mientras que los pequeños y medianos frigoríficos nacionales eran abrumados por continuas visitas de inspectores impositivos. De la Torre probó cómo se ocultaba información contable en cajas selladas por el ministerio de Hacienda y demostró hasta dónde llegaba la impunidad de los frigoríficos ingleses tras la firma del pacto Roca-Runciman.

El nivel de las discusiones en el senado fue subiendo de tono hasta que se decidió hacer callar a De la Torre. Un matón del Partido Conservador, el ex comisario Ramón Valdez Cora, atentó contra la vida del senador, pero el que murió fue su compañero de bancada, Enzo Bordabehere.

Tomado de:
https://www.elhistoriador.com.ar/pacto-roca-runciman-el-debate-de-las-carnes-en-la-decada-de-1930/


Se firmó el Pacto Roca Runciman

El Pacto de Roca-Runciman fue un convenio firmado el 1° de mayo de 1933 por el vicepresidente argentino Julio Roca (hijo), y el presidente del British Board of Trade, Sir Walter Runciman, el encargado de negocios británico. Como producto de la Crisis financiera mundial de 1930, Gran Bretaña, principal socio económico de la Argentina durante la década del treinta, tomó medidas tendientes a proteger el mercado de carnes, incipiente en la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), es decir, sólo compraría carnes a sus colonias, las cuales eran Canadá, Australia y Sudáfrica entre otras. Para evitar que la política comercial inglesa afectara la balanza comercial argentina, el Gobierno del Presidente argentino Agustín Pedro Justo, suscribió este pacto, y luego el Senado lo ratificó en la Ley 11.693, en la cual el pacto aseguraba cuotas de exportación de carne argentina estables, equivalente a la adquirida en 1932 (punto más bajo de la Crisis del 30), afianzando el vínculo comercial con el Reino Unido.

Tomado de:
https://latam.historyplay.tv/hoy-en-la-historia/se-firmo-el-pacto-roca-runciman


NOTA ACLARATORIA: Cuando busquen la biografía de FEDERICO PINEDO les van a aparecer en la red tres políticos distintos: Federico Pinedo (padre) que fue Intendente de la Ciudad de Buenos Aires en la década de 1890, Federico Pinedo hijo que fue Ministro de Justo-ese es el que les interesa-, y el actual que aparece como Federico Pinedo bisnieto.

Secretos de la Batalla de Tucumán, la gran hazaña de Belgrano en el norte, por Juan Thames (para "Infobae" del 26-09-15)


Con motivo del 203º aniversario del histórico triunfo sobre el ejército español, que superaba ampliamente a las huestes argentinas en número y potencia, Infobae rescata el increíble episodio

Por Juan Thames
26 de septiembre de 2015

La batalla de Tucumán es, coinciden todos sus cronistas, uno de los hechos de armas más difíciles de describir. Atento a la gran variedad de eventos que la configuraron, así como a la amplia libertad con la que se movieron sus protagonistas, sin seguir órdenes superiores. Fue "la más gaucha de todas las batallas" que se lucharon durante la gesta de la independencia, al decir de Vicente Fidel López, y significó un importante punto de inflexión, después del desastre de Huaqui, que tuvo lugar el 20 de junio de 1811.


El 11 de setiembre de 1812 el Gral. Manuel Belgrano arribaba a la actual provincia de Tucumán, conduciendo mil seiscientos soldados, en estado deplorable, junto con los jujeños que, en masa, seguían al Ejército del Norte, en su retirada hacia el sur. El Gobierno había ordenado retroceder hasta Córdoba y no arriesgar sus tropas en ninguna acción, ante la clara superioridad del enemigo. El ejército del rey lo seguía de cerca, con tres mil trescientos soldados, dos escuadrones de caballería y trece cañones.


Llevar consigo a cuestas a todo el pueblo de Jujuy, en la epopeya que conocemos como el éxodo jujeño, significó un gran pesar en el espíritu del Gral. Belgrano. Ver cómo familias enteras eran arrancadas de su terruño para acompañar a los soldados en su marcha retrógrada, lo afectó en tal medida que se prometió no volver a repetir una decisión tan drástica. El general estaba ya cansado de retroceder y buscaba cualquier pretexto para detenerse y jugarse el todo por el todo frente a su rival, el general realista Juan Pío Tristán y Moscoso, un viejo conocido suyo de sus correrías estudiantiles en España.


Ni bien los tucumanos se enteraron de que Belgrano se encontraba cerca, fueron, alarmados, a reunirse con él y le ofrecieron todo lo que tenían a su alcance a fin de que no desamparase a la provincia y se quedara con ellos a enfrentar a Tristán. Cuenta Vicente Fidel López: "grupos numerosísimos de hombres decididos y bravos acudieron a tomar servicio en sus filas".


"La situación del ejército de Belgrano era lúgubre: la cuarta parte de sus soldados estaba en el hospital, y contaba con apenas seiscientos fusiles"

La actitud de los tucumanos le venía a Belgrano como caída del cielo. Era el pretexto que necesitaba para detener su retirada y enfrentarse al enemigo. El pueblo de Tucumán temía que Belgrano repitiera con ellos lo que había realizado en Jujuy y los forzara a dejar todas sus posesiones; o bien que los abandonara, como había hecho con Salta, dejándolos a merced de Tristán. En tal caso, el jefe realista se hubiera ensañado indudablemente con ellos, al haber adherido totalmente Tucumán a la revolución (a diferencia de Salta).


La situación del ejército de Belgrano era lúgubre: la cuarta parte de sus soldados estaba en el hospital. Solo tenía seiscientos fusiles para mil infantes y únicamente doscientos quince bayonetas, esenciales para que los soldados pudieran defenderse en la lucha cuerpo a cuerpo. Había solo veintiuna carabinas y treinta y cuatro pistolas de caballería. Necesitaba de todo. Sin embargo, el Primer Triunvirato, en Buenos Aires, tenía que vérselas con la amenaza de una inminente invasión portuguesa desde la Banda Oriental. Por ello, no pudo enviarle a Belgrano sus mejores unidades: los Regimientos de Infantería n.º 2 y n.º 5 y los granaderos a caballo. No obstante, le remitió el cuerpo menos entrenado que tenía a mano: el Batallón de Pardos y Morenos, o de Castas, que, al mando del comandante José Superí, se cubriría de gloria en Tucumán y Salta.


El 23 de setiembre los realistas llegaron a Los Nogales, veinte kilómetros al norte de la ciudad de Tucumán. Tristán podía tomar el camino de la izquierda, que lo conducía, por el acceso norte, a San Miguel de Tucumán; o bien tomar el camino de la derecha, también llamado Real o del Perú, que rodeaba a la ciudad por el oeste y desembocaba en la actual localidad de El Manantial, donde había un pantano cenagoso que se interponía entre el camino y la ciudad. Para acceder al pueblo, se debía cruzar un desvencijado puente de madera que desembocaba en el entonces Campo de las Carreras, al sudoeste del casco histórico y céntrico de la ciudad.


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Belgrano, para defender la plaza, salió con su ejército para interponerse entre el invasor y la ciudad, con sus hombres de cara al norte, esperando la aparición de Tristán en cualquier momento. Sin embargo, el ejército realista nunca se dejó ver. Solo envió algunas partidas de reconocimiento. Tristán decidió hacer noche en Los Nogales y no avanzar en lo que quedaba de ese día. Como el enemigo no avanzaba, Belgrano ordenó a sus hombres levantar la formación y dirigirse hacia la actual plaza Independencia, donde había establecido su cuartel general para descansar unas horas.


A las dos de la madrugada del 24 de setiembre de 1812, Belgrano hizo incorporar a sus hombres (los pocos que pudieron pegar un ojo) y los llevó nuevamente hacia su anterior posición, al despuntar el alba. El tiempo pasaba y Tristán seguía sin aparecer. Ni siquiera se divisaron las partidas que habían incomodado a los patriotas el día anterior. ¿Qué había ocurrido? Simple: Tristán advirtió el plan de Belgrano y decidió no enfrentarlo en un combate frontal. De alguna manera supo o adivinó que los patriotas habían foseado la plaza y se habían atrincherado allí. Entonces resolvió sitiar la ciudad, aislarla en sus comunicaciones, tomando los caminos hacia el sur (Córdoba) y el este (Santiago del Estero) para desde allí dirigir los ataques o sitiar la ciudad. Por eso decidió tomar el Camino del Perú, situado a la derecha, abandonando el norte de la ciudad con el afán de desembocar en El Manantial.


En las filas patrias eran las ocho de la mañana y aún no había señales de Tristán. Ansioso, Belgrano comisionó a un intrépido joven tucumano, Gregorio Aráoz de Lamadrid para que, con doce Dragones de la Patria fuera a observar, como partida de avanzada, qué había sido del enemigo. Al poco tiempo, Lamadrid le notificó que Tristán había levantado campamento y había tomado el Camino del Perú, por lo cual se esperaba que se le apareciera a Belgrano por el Campo de las Carreras, a sus espaldas.


La brillante maniobra de Belgrano
Sin perder tiempo, el general patriota hizo girar de posición a sus soldados, que ingresaron a la ciudad con gran entusiasmo, alentados por los ciudadanos que auguraban a sus hijos el mejor de los éxitos en el inminente combate. Con confianza, los patriotas formaron en un terreno al cual llegaron con bastante antelación, en razón del gran rodeo que tuvo que hacer el ejército real. Así, pudieron ubicar sus caballadas, escondidas a la sombra de densos bosques que había a la derecha y a la izquierda de ese gran descampado que era el Campo de las Carreras. De tal suerte que, cuando aparecieron en el horizonte los realistas, en una larga hilera, desde el puente de El Manantial, lo único que había ante su mirada era la diminuta infantería de Belgrano que los estaba esperando.


La caballería patria se desplegó, como era de estilo, en ambas alas: mejor ubicada la de la derecha, escondida en la espesura de las yungas. Los tres batallones de infantería formaban en el centro, con la artillería ubicada en los claros, entre batallón y batallón. Era de práctica concentrar toda la artillería en baterías para aprovechar mejor su poder de fuego. Esta arma se desaprovechó en Tucumán, al dejar seis piezas en la plaza y llevar solo cuatro, que se desparramaron inútilmente en el campo.


En las primeras horas de la tarde aparecieron las primeras formaciones realistas, que venían en fila, tal cual habían cruzado el puente de El Manantial. Al divisar formada, con sus espaldas contra la ciudad, a la escuálida infantería patriota, transmitieron la noticia a Tristán, quien se apresuró a llegar al frente de sus unidades. Entonces ordenó que la mediocre caballería de Tarija, que encabezaba su formación, se corriera hacia el extremo izquierdo para evitar cualquier maniobra de flanco de los patriotas. Siguiendo a la caballería y a la derecha de esta, acomodó al mejor batallón de infantería que tenía: el Abancay.


En el centro, hizo formar a otros dos batallones completos: el Cotabambas y el Real de Lima. A la derecha, cerrando la formación de infantería, hizo un rejunte con los efectivos de los batallones Paria y Arequipa. En el apuro, se quedó sin reserva, lo cual le resultaría fatal.


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La caballería realista y el Abancay tuvieron que desplazarse todo lo posible hacia la izquierda para darles lugar a sus demás camaradas, que se acomodaran a su derecha y ocuparan el resto de la línea de combate para enfrentar a los patriotas, que los esperaban hacía horas.


Frente a la marea realista, la pequeña y compacta infantería patria formaba impaciente, pero segura. Ante el Abancay se erguía el Batallón de Cazadores, al mando del mayor francés Carlos Forest. Del centro realista (Cotabambas y Real de Lima) daría cuenta el Batallón n.º 6, al mando del teniente coronel Ignacio Warnes; y a la izquierda de este, formaban los negros del Batallón de Castas, al mando de Superí, quienes se medirían con el Paria y el Arequipa. Detrás y a poca distancia, aseguraba la retaguardia el Batallón de Reserva, compuesto por piquetes de soldados selectos, extraídos de todos los otros cuerpos, al mando del teniente coronel Manuel Dorrego, atento a lanzarse en auxilio de sus compañeros ante la primera señal.


Cuando los realistas se pusieron a tiro de artillería, los tres cañones patrios de la derecha abrieron fuego sobre el Abancay y el Cotabambas. Dos de ellos se concentraron sobre el Abancay y le ocasionaron los primeros estragos. Como resultado del certero e incesante cañoneo patrio, el Abancay sufrió importantes bajas. Sin embargo, su comandante, enardecido, recompuso sus filas y, apoyado por sus vecinos, Cotabambas y Real de Lima, arremetieron contra el centro patriota e hicieron retroceder a Warnes, con su Batallón n.º 6, quien dejó descubierto el flanco izquierdo de Forest y sus Cazadores. Este embate realista se realizó sin órdenes de Tristán, que en ese momento hacía desmontar sus cañones. La infantería patriota se empezó a desbandar y los realistas capturaron los tres cañones del centro y de la derecha de Belgrano.


Irrumpe la caballería de Balcarce
En ese punto crítico, el intrépido Dorrego, advirtiendo el peligro, se lanzó, con su reserva, en auxilio de sus camaradas del Batallón n.º 6, que venía retrocediendo. En el momento crucial de la batalla, donde la escasa infantería patria cedía, vencida por la abrumadora diferencia numérica enemiga, dos comandantes patriotas, actuando por iniciativa propia, sin recibir órdenes de nadie ni ponerse de acuerdo, siguieron sus instintos guerreros y lograron dar vuelta el resultado de una batalla, que ya presagiaba perdida.


Dorrego, desde la reserva, se arrojó con ahínco para cubrir la brecha que se había abierto entre los batallones de Cazadores y el n.º 6. En ese mismo momento, Balcarce, que a la derecha tenía escondidos, en los tupidos bosques, a sus ochocientos Dragones de la Patria y Decididos de Tucumán, ordenó atacar al enemigo pero no de frente, lo cual hubiera significado un inútil sacrificio y seguramente un fracaso. En efecto, su caballería se hubiera estrellado contra una infantería armada y preparada para recibirla. Al contrario, ordenó a sus hombres avanzar sigilosamente unos metros, dar luego un leve rodeo y cargar, finalmente, sobre el Abancay, por su costado izquierdo y por detrás. Los perplejos infantes realistas, que ya avanzaban victoriosos, quedaron sorprendidos al ver que, de la nada, se les venían encima hordas montadas atacándolos por el flanco y la retaguardia, a los alaridos.


Balcarce cargó contra la retaguardia de las primeras dos unidades de infantería realistas que tenía a mano: el Abancay y el Cotabambas, "los cuales sorprendidos y aterrados a la vista de un espectáculo tan imponente como nuevo para ellos, no supieron tomar otro partido que el peligroso de acabar de desordenarse y acogerse al inmediato bosque. Este funesto ejemplo, que fue desgraciadamente seguido por los demás batallones, dio ocasión a que los intimidados y confusos infantes disidentes los persiguieran con audacia, hiriendo y matando sin piedad a los que pudieron alcanzar de los realistas"; reconocería un general español.


"Balcarce escondió en tupidos bosques a 800 miembros de su ejército"

Simultáneamente, Dorrego irrumpía con su reserva por la izquierda de Forest, llenando el hueco que había dejado el desbande del Batallón n.º 6. Esta maniobra cortó completamente las posiciones del Abancay y del Cotabambas. En medio de este contragolpe patrio, Forest consiguió rehacerse y recuperar la iniciativa. Rodeados los realistas por el frente y atacados por el huracán de gauchos, Decididos y Dragones, por la espalda, empezaron a desbandarse. El primero en huir fue su mejor unidad: el Abancay; que en la retirada perdió a su coronel, varios prisioneros y banderas. Caído el Abancay, rompió la línea izquierda del Cotabambas, quien, contagiado, se desbandó al poco tiempo y huyó, perdiendo también a su coronel, prisioneros y banderas.


Como un efecto dominó, desaparecido el Abancay, desbandado el Cotabambas, quedaba en el centro el Real de Lima, que también sufrió los efectos del pánico y tuvo la misma suerte que los otros dos batallones enemigos: pérdida de sus jefes, prisioneros y estandartes. Cuenta Vicente Fidel López: "Toda esa parte de la formación realista se desgrana así por grupos: los unos corren buscando el amparo de sus batallones de la derecha que, con mayor suerte, habían arrollado a Superí: los otros, con la reserva, se desenredan del desorden como pueden y se abrigan en el bosque del Camino de Santiago; pero muchos perecen a manos de los gauchos que en completa dispersión, saqueaban los equipajes y mataban fugitivos".


Entonces sucedió lo que nadie había imaginado: tres batallones patrios (el n.º 6, Cazadores y la Reserva) se encontraron dueños absolutos de esa parte del campo de batalla. Gran parte del parque enemigo estaba en su poder: municiones, mulas, pertrechos, artillería, carretas, bueyes, equipajes, así como un elevado número de prisioneros e insignias enemigas capturadas. Sin embargo, ignoraban qué había sido del general Belgrano y del resto de las fuerzas ubicadas a la izquierda del dispositivo patrio, a saber: el grueso de la caballería gaucha, la otra unidad de artillería y los negros del Batallón de Pardos y Morenos. La situación misma de las tropas enemigas les era desconocida. Nada alcanzaban a ver en todo aquel campo donde se había levantado un polvaredal impresionante, aún no se disipaba el humo de los mosquetes y de la artillería y había ingresado una manga de langostas en medio de la acción que dificultaba toda visibilidad.


En ese momento, Dorrego, verdadero líder entre sus pares, ordenó hacer lo más prudente y sensato: levantar todo lo que tenían en su poder y llevarlo hacia la plaza Independencia, donde el comandante patriota Benito Martínez había quedado bien fortificado, con una pequeña fuerza de refresco y las seis piezas de artillería restantes. Así fue como toda la infantería patria se replegó a la ciudad, a la espera de las noticias de su general y de sus restantes camaradas, de quien nada se sabía hasta entonces.


El autor es abogado e ingeniero. Autor de diversos libros sobre historia argentina.



Publicado en:
https://www.infobae.com/2015/09/26/1757728-secretos-la-batalla-tucuman-la-gran-hazana-belgrano-el-norte/

viernes, 3 de abril de 2020

BATALLA DE TUCUMÁN (1812)


La Batalla de Tucumán, en la que se enfrentaron el 24 de septiembre de 1812 realistas y patriotas, fue la gran victoria militar del General Belgrano. Es la batalla que garantiza la independencia argentina, pues de haberla perdido las tropas españolas de Pío Tristán hubiesen avanzado sin oposición al menos hasta Córdoba, y quizás hasta la propia Buenos Aires.

En los seis cortos videos que se encuentran debajo, el historiador Luis Yanicelli del Instituto Belgraniano nos cuenta el desarrollo del combate.
Los videos fueron subidos a You Tube por el diario tucumano "La Gazeta".

A partir de los 4 primeros videos:
1- ¿Qué le habían ordenado a Belgrano?
2- ¿Cuál fue el rol de Bernabé Aráoz?
3- ¿Qué se proponían los "españoles" de Pío Tristán?
4- a)¿Qué factores favorecieron a las tropas de Belgrano?; b)¿Cuál fue el rol de los "Decididos" de Tucumán?
5- ¿Cuál fue el resultado de la batalla?
A partir del quinto video:
6- ¿Qué destaca el historiador Yanicelli en este video?

INDEPENDENCIA DEL RIO DE LA PLATA

Acta de la Independencia de las 
Provincias Unidas en la América del Sud.
Redactada en español y en quechua.
 9 de julio de 1816

25 DE MAYO, 9 DE JULIO E INDEPENDENCIA:


“Pero, mi patria, ¿es acaso el barrio en que vivo, la casa en que me alojo, la habitación en que duermo? ¿No tenemos más bandera que la sombra del campanario? Yo conservo fervorosamente el culto del país en que he nacido, pero mi patria superior es el conjunto de ideas, de recuerdos, de costumbres, de orientaciones y de esperanzas que los hombres del mismo origen, nacidos de la misma revolución, articulan en el mismo continente, con ayuda de la misma lengua”
Manuel Ugarte
Discurso pronunciado en Lima el 3 de mayo de 1913. 
Histórica Casa de Tucumán, donde se realizó el Congreso de 1816
El año 1810 fue complicado para los países hispanoparlantes. En España reinaba una gran confusión, ya que Napoleón había encarcelado a Fernando VII e instalado en Madrid a José Bonaparte, rey cuya legitimidad fue justamente cuestionada por los españoles. La resistencia popular española al rey francés se tradujo en la formación de juntas populares que gobernaban en nombre del rey detenido por los franceses. A mediados de 1810 todo parecía perdido para la causa española. Los núcleos de resistencia se apagaban, y el dueño de Europa amenazaba con transformarse, definitivamente, en el nuevo mandamás de la península ibérica.
En medio de esta confusión, muchas capitales latinoamericanas convocaron Cabildos Abiertos cuestionando a las autoridades virreinales. Buenos Aires, Santiago de Chile, Quito, Caracas, Bogotá vivieron el desplazamiento de la autoridad española y su reemplazo por una Junta elegida por los “vecinos” -españoles y criollos de buena posición económica-. Todas estas juntas tuvieron una composición muy diversa (la de Buenos Aires incluía dos españoles, Larrea y Matheu). Todas juraron en nombre del rey preso, Fernando VII de Borbón.
Los argentinos recordamos el 25 de mayo de 1810 como una de nuestras principales fechas patrias, lo que genera no poca confusión porque muchos la identifican con la independencia, objetivo que no se concretó hasta mucho después, hasta la declaración realizada en San Miguel de Tucumán un 9 de julio de 1816. Las confusiones que arrastramos en torno a esas fechas son muchas y justificables, porque fueron tiempos de dudas e incertidumbre .
Los acontecimientos de mayo de 1810 se enmarcan en una verdadera guerra civil que estaba atravesando el Imperio Español entre aquellos que deseaban el mantenimiento del absolutismo monárquico y quienes preferían un gobierno con participación “popular” (más o menos numerosa, según los casos). En este conflicto político había españoles y americanos en ambos bandos, lo que explica que hubiese españoles que integraban la junta, así como insignes oficiales del ejército realista que eran americanos (Los generales realistas Goyeneche  y Pío Tristán , por ejemplo, eran peruanos). La idea de la independencia estaba presente en algunas mentes preclaras (Simón Bolívar, Mariano Moreno, Francisco Miranda, Manuel Belgrano, entre otros), pero no era el tema central para la mayoría de los participantes. Esto explica que nuestras autoridades fueran tan reacias a declarar la independencia o adoptar una bandera durante tanto tiempo -en Buenos Aires se usó la bandera española hasta 1815-.
La segunda polémica pasa por el carácter nacional o continental del proceso de independencia. En realidad las actuales nacionalidades son un fenómeno muy posterior a 1810. En esa fecha, los habitantes de estas tierras se identificaban con su “pago”, con la ciudad en la que habían nacido, y como americanos o españoles americanos, pero no existían las modernas fronteras y nacionalidades. Para un habitante de Tucumán era tan“extranjero” un nativo de Buenos Aires como uno de Lima, un oriundo de Córdoba como uno de México. Esto explica porqué fue tan fácil para nuestros dirigentes actuar en “países” diversos como si fueran el propio, ya que dichos “países” aún no existían. El porteño Manuel Dorrego fue una figura importante en la rebelión chilena de 1810, así como el tucumano Bernardo Monteagudo  fue uno de los líderes del alzamiento de Chuquisaca de 1809, para años después ser una figura central tanto junto a San Martín en Perú como junto a Bolívar en la Gran Colombia. De la misma manera, el primer gobernante de “Argentina” fue don Cornelio Saavedra, nacido en la altoperuana ciudad del Potosí, mientras que uno de los Directores Supremos del Río de la Plata fue el peruano arequipeño Ignacio Álvarez Thomas, gentileza que la nación andina nos devolvió al tener como primer gobernante a José de San Martín, correntino criado en España. Uno de los diputados firmantes de la declaración de independencia del 9 de julio de 1816, el jurista potosino José Mariano Serrano, fue luego en dos oportunidades presidente interino de Bolivia. Estos ejemplos no son excepciones curiosas, sino exponentes de lo que fue una regla: debemos pensar en el Ejército Argentino-Chileno con que San Martín cruzó los Andes (que tenía bandera propia, distinta de la argentina y la chilena) o el auténtico ejército SUDAMERICANO –colombianos, venezolanos, ecuatorianos, argentinos, peruanos, bolivianos, chilenos- con el que el General venezolano Antonio José de Sucre completó la independencia de Bolivia en 1825.
Los argentinos, que hemos dado la espalda durante tanto tiempo al resto de América Latina, hemos subestimado el rol de los heroicos soldados “argentinos” y altoperuanos (bolivianos) que detuvieron el avance español en las batallas de Tucumán y Salta , así como la labor irremplazable del centenar de caudillos altoperuanos que frenaron el avance español hacia el sur. Estos líderes del altiplano, de los cuales apenas se recuerda a Juana Azurduy, una de las pocas sobrevivientes, lucharon hasta el último hombre (y a veces también hasta la última mujer) contra el “godo”invasor. De ellos apenas quedan calles sin nombre de pila en lugares marginales de la ciudad de Buenos Aires, “Warnes”…“Muñecas”... “Camargo”… Otros, como José Miguel Lanza, Eustaquio Méndez, Eusebio Lira, José Manuel Chinchilla, y Juan Manuel de Cáceres, simplemente cayeron en el olvido . Fueron estos héroes, que dejaron la vida para impedir el avance español en los territorios de lo que hoy es el norte argentino y el territorio de Bolivia, los que evitaron que los españoles avanzaran triunfales hasta Buenos Aires .
En tercer lugar, no debemos perder de vista la dimensión social. Las luchas por la independencia sólo avanzaron en lugares donde los diversos sectores sociales y étnicos lograron actuar unidos en pos de ese objetivo. En Argentina y Venezuela, dos de los países más activos por estos años, la columna vertebral de los ejércitos estaba integrada por mestizos (gauchos en el Río de la Plata y llaneros en el Orinoco) y por africanos (que constituían un tercio del Ejército de los Andes). En cambio en otros países los sectores populares de origen americano originario ofrendaron ríos de sangre ante la indiferencia o incluso la hostilidad de una elite criolla de origen europeo que apoyaba al realismo hispano. Este fue el caso de México, donde los curas Hidalgo y Morelos acaudillaron alzamientos “indígenas” reprimidos con saña por españoles y criollos. Algo similar sucedió en las zonas andinas (Perú-Bolivia) donde ya se contaba con el antecedente de la gran rebelión americana bajo el mando de Tupac Amaru a fines del siglo XVIII, y de las revoluciones de Chuquisaca y La Paz de 1809 , ahogadas en sangre por el poder español con el entusiasta apoyo de las elites criollas.
Estas elites observaron con absoluto horror como otro 25 de mayo, pero de 1811, el porteño Juan José Castelli, en las ruinas de Tiahuanaco, leyó un manifiesto en castellano, quechua y aymara proclamando la absoluta igualdad social, política y civil de todos los habitantes del Altiplano, sin importar que fueran criollos, mestizos o “indios”.
En estos lugares donde los criollos sostuvieron el poder español, el proceso de independencia se dilató (en México hasta 1820), o se paralizó hasta que el nudo gordiano fue desatado por la espada de una intervención militar continental (los casos de Perú y Bolivia, no resueltos plenamente hasta 1825).
Estas gestas no fueron nacionales. Nadie logró independizarse con sus propias fuerzas. Las rebeliones fueron un éxito cuando lograron combinarse: venezolanos, ecuatorianos y colombianos en el norte, argentinos, bolivianos y chilenos en el sur, y todos juntos hacia Perú y Bolivia en el centro. Todos nuestros líderes soñaron con organismos políticos mayores que las actuales dos decenas de repúblicas balcanizadas. Simón Bolívar concretó la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá), y San Martín y Belgrano soñaron con un gran estado sudamericano con un monarca de origen incaico que uniera al Perú y el Río de la Plata. Estos sueños terminaron fracasando, pero fueron tan reales que es imposible encontrar un Acta de la Independencia“Argentina”. 
Argentina proclama la independencia dos veces, ninguna de los cuales lo hace con el territorio o el nombre actuales.
El 29 de junio de 1815, en Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos) se reunió el Congreso de Oriente que proclamó la independencia de la LIGA DE LOS PUEBLOS LIBRES, con representación de diputados de Entre Ríos, Banda Oriental, Santa Fe, Corrientes, Córdoba y las Misiones.
Casi un año después, en San Miguel de Tucumán, declaran nuevamente la independencia diputados de las provincias del Norte, del Oeste, de Córdoba, de Buenos Aires y de varias provincias que hoy son parte de Bolivia. Tampoco se usa el término “Argentina”. Lo que firmaron en Tucumán, el 9 de julio de 1816, diputados del Alto Perú (Bolivia) y el Río de la Plata (Argentina) fue la independencia de las “PROVINCIAS UNIDAS EN AMÉRICA DEL SUD”. Algunos diputados insistieron en incluir en la declaración la aclaración de que nos independizábamos del rey de España “sus sucesores y metrópoli” ya que no faltaban quienes soñaban con entregar el nuevo estado a un familiar del rey hispano. Entonces, como ahora y como siempre, había varios proyectos en pugna, ninguno de los cuales pudo concretarse plenamente
Las actuales repúblicas no son el producto del sueño independentista de nuestros próceres, sino de su fracaso. Por eso cada 25 de mayo y cada 9 de julio celebramos el comienzo de una lucha que no se ha terminado realmente, ya que quedaron muchos objetivos sin poder cumplirse.
Como dijo hace ya más de un siglo, en 1908, don Manuel Ugarte:
“Abandonemos la idea errónea de que la época de la independencia fue una edad fabulosa y que sus hombres no pueden ser imitados jamás”


El altoperuano José Mariano Serrano, diputado por Charcas, fue una figura clave en la redacción de la Declaración. Años después sería en dos oportunidades Presidente Provisional de Bolivia.

Firmantes de la Declaración de la Independencia
Congreso de Tucumán

Presidente

    Francisco Narciso de Laprida, representante por San Juan

Vicepresidente

    Mariano Boedo, representante por Salta

Secretarios

    José Mariano Serrano, representante por Charcas
    Juan José Paso, representante por Buenos Aires

Diputados

    Por Buenos Aires
        Dr. Antonio Sáenz
        Dr. José Darragueira
        Fray Cayetano José Rodríguez
        Dr. Pedro Medrano
        Dr. Esteban Agustín Gascón
        Dr. Tomás Manuel de Anchorena
    Por Catamarca
        Dr. Manuel Antonio Acevedo
        Dr. José Eusebio Colombres
    Por Córdoba
        Eduardo Pérez Bulnes
        José Antonio Cabrera
        Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera
    Por Jujuy
        Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante
    Por La Rioja
        Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros
    Por Mendoza
        Tomás Godoy Cruz
        Dr. Juan Agustín Maza
    Por Salta
        Dr. José Ignacio de Gorriti
    Por San Juan
        Fray Justo Santa María de Oro
    Por Santiago del Estero
        Pedro Francisco de Uriarte
        Pedro León Gallo
    Por Tucumán
        Dr. Pedro Miguel Aráoz
        Dr. José Ignacio Thames
    Por Mizque
        Pedro Ignacio Rivera
    Por Charcas
        Dr. Mariano Sánchez de Loria
        Dr. José Severo Malabia
    Por Chichas (incluyendo a Tarija)
        Dr. José Andrés Pacheco de Melo

En esa sesión no estuvieron presentes cinco diputados:

    el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido en Salta;
    el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate;
    el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas;
    el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte;
    el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.


ACTA FIRMADA EN TUCUMAN EL 9 DE JULIO DE 1816, EN VERSIÓN BILINGÜE CASTELLANO-QUECHUA


ACTA.
En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos diez y seis, terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias-Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande y augusto objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los representantes sin embargo consagraron á tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones é interés que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad. A su término fueron preguntados si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamáron primero, llenos del santo órden de la justicia, y uno á uno reiteráron sucesivamente su unanime y espontaneo decidido voto por la independencia del país, fixando en su virtud la determinación siguiente.

DECLARACION.
Nos los representantes de las Provincias-Unidas en Sud-América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, á las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos, declaramos solemnemente á la faz de la tierra, que es voluntad unánime é indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban á los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados e investirse del alto carácter de una nación libre é independiente del rey Fernando 7., sus sucesores y metropoli; quedar en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia é impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas, y cada una de ellas, así lo publican, declaran y ratifican, comprometiendose por nuestro medio al cumplimiento y sosten de esta su voluntad baxo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese á quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración. Dada en la Sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios.

Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan, presidente.
Dr.Antonio Saenz, diputado por Buenos Ayres.


Bandera de la Provincia de Tucumán. 
Inspirada en una de las primeras banderas utilizadas por Belgrano, la llamada "Bandera Macha"

Versión parafrástica en idioma quichua



Cai sumacc ancha camayocc San Miguel Tucmanmanta hatum llacctapi, waranccapusacc pachacc chunca socctayocc watacc ccanchis quillacc isckon ppunchaynimpi, llacctanchecc raycu cchawanancupacc Hamauttacuna hatun tantacuy, congreso nisccapi tantascca, tucui soncconcuwan, tucui yachaynincuwan unancharccancu ttaccacuynincheccta cunancama camachicquenchecc auccacunamanta: huc similla tucuyneccpi llacctanchecc cunacc cay ruracunanta munasccancu, uyaricun, huc munaylla hinantin ruraynincuwan, yuyaynincuwan, wañuy, wañuy, wañuy munapayasccancuta sutti suttipi ricuchincu; chaywampis, yuyaspa cay hatun simipi casccanta paycunacc, llacctancunacc, wawancunacc wawampapis cusisamin, ú chiquin, Hamautta Ranticuna alliy alliymanta huctawan huctawan cai hawa rimarccancu. Allin allinta unanchaspañari, tapuscca carccancu? Munanquichecchu tucui llacctacuna piraycuchus Ranti canquichecc España reycunamanta ttaccacuspa, payccunac quiquin atiyninpi, camachiynimpi cquheparinancuta? Caita uycariytawan, usccay usccayta hatarispa: munaycunnispa ccaparincuc; aswan callpayocc cai sutti munaynincu cananpaccri hucmanta hucmanta munaycu nerccancu; tucuipa yachayninman chayananpaccri cai hinata cquellccarccancu.

Ñoccaicu cai Americacc Anti suyumpi tantascca, llacctacunacc Rantin, ñoccaicuman Pacchacamaccta waccyaspa llacctaycucc sutimpi, llacctaycucc camachiynimpi hanac-pachaman cai pacha tucui llacctacunaman, tucui runacunaman soncoycucc llamppu, checcan unanchayninta, ricuchispa, rimariycu yachachiycu Muyu-pachacc ccaillampi; sutti huc munaynillan cai tucuy llactacunacc ccasccanta, lliqquiy saccra watanasta, imawanchus yanccalla España Reycunaman watascca carccancu: atiyninta suancunamanta ppataspari huc hatun llacta ruracunancu; paicuna quiquin cunan camachecc Rey Fernando ccanchismanta, wawancunamanta, llactanmantawan wiñaypacc ttaccascca; cairaycuri hatun sumacc atiywan sutippi cquecheparincu, imaynachus aswan allin cancca cusisamimpacc tucui imancu unanchascca, hina camachiyta paycuna quiquin maquinmanta ccocunanpacc; tucui tanta ñaupaccta, cquhepamanri hucmanta hucmanta hinata ccaparincu, yachachincu, huctawan huctawanri rincu; caita hunttanancupaccri, ñoccaycupi chura cuspa puraccmanta watanacuncu, causaynincuwan, tiyapuynincuwan, sumac sutincuwan. Picunamanchus yacha chicunan, yachachiscca cachun, tucuipa vincrinman chayanamanpacc; hawa llactacunacc unanchanampacri imaraycuchus ruranchecc cai sumacc checcan rurayta, sutti cquelccapi tucui churacuchum. Congreso wasipi rurasca selloycuwan sellasca, secretarioycucc cquellccanwan callpachascca. Cai hina juramentota tucui llacctancheccpi tiyacucc runacuna. ¿Juranquichu Pacha-camacc Apu Yayanchecc raycu santa cruz raycuwampis + ttimpurichiyta, hamachhaita, mayneccpipis camarichiyta cai Americacc Anti Suyumpi tantascca hatun llaxtacunacc ttaccacuyninta ccanchis Fernando España reymanta, wawasninmanta, llacctanmanta, tucui hawa llaccta camachecc cunamantawan? ¿Juranquichu Pacha-camacc Apu Yayancheccman, ari ninquichu llacctancheccman, atiyninraicu, camachiyninraicu tucui callpaquiwan sayariyta causainiyquita, sumacc sutiyquita, tucui imayquita chincarichinayquicamaypis? Ari, hinatan jurani. Hinata ruracctiyqui Pacha-camacc yanapasuchun, manari pai muchuchisuchun llaccta mamancheccri ñacasuchun.

Hamautta Antonio Saenz Buenos Ayres llacctacc rantin

F.N.Laprida San Juan llacttacc rantin tucui rantista camachecc



Teniente Coronel Juana Azurduy de Padilla, una de las figuras claves del proceso de independencia rioplatense
(Toroca 1780-Sucre 1862)
Fue ascendida post mortem a:
Mariscal del Ejército de Bolivia (2009),
 y a Generala del Ejército Argentino (2015)


CONSIGNAS:

1-a) ¿Qué es lo que quiere demostrar Manuel Ugarte?; b) Buscá una breve biografía de Manuel Ugarte.
2- a)¿Cuál era la situación de España en 1810?; b)¿Cómo reaccionaron los latinoamericanos ante esa situación?
3- ¿Hubo realmente una lucha de españoles contra americabnos? ¿Por qué?
4- ¿Existían en 1810 las actuales nacionalidades?. Fundamentá
5- ¿Cuál fue el rol del Alto Perú en la independencia rioplatense?
6- ¿Todos los países se independizaron igual?. Fundamentá
7- ¿Cuántas veces declaró la independencia argentina?
8- ¿Por qué el texto del Acta de Independencia dice que nos independizamos "de Fernando VII, sus sucesores y metrópoli"?





La "Bandera Macha" usada por Belgrano, que se guarda hoy en un museo de Bolivia