LA DIVISIÓN INTERNACIONAL
DEL TRABAJO:
“La Revolución Industrial, que se había originado en Gran
Bretaña a fines del siglo XVIII, comenzó a expandirse al territorio europeo
hacia mediados del siglo XIX. La extensión de la industrialización determinó
que los países europeos se especializaran en la producción de bienes industrializados.
Se enunció entonces el principio de las ventajas comparativas, que establecía
que los países debían orientar su producción hacia aquellos bienes que podían
producir a un costo más bajo. De esta manera, algunos Estados de Europa occidental
se especializaron en la elaboración de bienes industriales, en tanto que los
países de América Latina, al igual que muchas de las colonias europeas en Asia
y en África, se centraron en la producción de bienes primarios (materias primas
y alimentos).
Esta especialización de América Latina se vio favorecida,
además, por el conflicto que se dio en Europa entre los tradicionales sectores
agrícolas y la creciente burguesía industrial acerca de la necesidad de
eliminar la protección arancelaria a los productos agrícolas europeos. Esta
medida era reclamada por la burguesía industrial, que buscaba bajar sus costos de
producción.
Cuando se eliminaron esas tarifas aduaneras, un nuevo
mercado se abrió para los bienes primarios que podían producirse en América
Latina a un costo más bajo que en Europa.
AMÉRICA LATINA EN EL MERCADO MUNDIAL
Los cambios experimentados en Europa crearon una serie de
incentivos que posibilitaron la inserción de América Latina en el mercado
mundial. Esa inserción fue posibilitada por el abaratamiento del transporte al
permitir que los productos primarios latinoamericanos pudieran competir en el
nuevo sistema global. Por otro lado, América Latina, a medida que obtenía
divisas por la producción creciente de materias primas, podía importar más
productos industrializados. Por su bajo costo, esos productos comenzaron a
desplazar a la producción artesanal local en distintas regiones de nuestro
continente.
LA TRANSICIÓN HACIA UNA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA
La mayor estabilidad política que experimentó América Latina
a partir de mediados del siglo XIX facilitó la inserción de la región en la
nueva división internacional del trabajo. Sin embargo, es importante reiterar
que los estímulos para esa integración no se originaron en América Latina, sino
que provinieron de la economía de Europa. En efecto, ya desde la década de 1840
la demanda europea incentivó el desarrollo de nuevas actividades económicas,
como la ganadería ovina en la Argentina o la recolección de guano en Perú.
Estas experiencias marcaron el inicio de un proceso de transición hacia
economías más integradas al mercado mundial.
En este sentido, la década de 1840 y la de 1850 fueron el inicio
de un proceso de desarrollo económico que alcanzó su máximo nivel entre 1880 y
el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914. Uno de los factores principales
en este proceso de inserción económica fue una mayor disponibilidad de créditos
y de empréstitos -tomados por los estados latinoamericanos para financiar sus
crecientes gastos-, que eran reflejo de su fortalecimiento y de la concreción
de una mayor centralización política.
LA ADAPTACIÓN A UN NUEVO MODELO ECONÓMICO
Entre la década de 1840 y la de 1870, las economías latinoamericanas
transitaron una etapa de adaptación e la nuevas condiciones ofrecidas por las
economías más desarrolladas.
En este período, los países de América Latina debieron
enfrentar y resolver una serie de problemas estructurales para adaptarse a las
condiciones imperantes en el mercado mundial. Algunos de esos problemas eran la
falta de una adecuada infraestructura de medios de transporte y de
comunicaciones, así como con la ausencia de una organización comercial y
financiera apropiada. La permanencia de formas de producción precapitalistas
(no basadas en la relación salarial)y la escasez de población fueron otros
problemas que los grupos dirigentes debieron resolver por medio de la acción
del Estado.
El modesto crecimiento que las economías de exportación
experimentaron entre 1850 y 1870 se evidenció en algunas de las ciudades que
estaban vinculadas a la comercialización de nuevas actividades agroexportadoras,
como Río de Janeiro y Buenos Aires, que comenzaron a dejar de ser ‘grandes
aldeas’. En cuanto a las antiguas capitales coloniales, ciudad de México
continuó siendo un importante centro político y económico, en tanto que Lima
perdió influencia frente al mayor crecimiento de otras ciudades sudamericanas.
LA EDAD DE
ORO DEL MODELO AGROEXPORTADOR
A partir de 1880, en América Latina se intensificó la
producción de bienes primarios con destino a la exportación. Gracias a esa
especialización, las naciones industrializadas se aseguraron amplios mercados
donde vender sus productos industrializados y pudieron adquirir alimentos y
materias primas a bajo precio.
Además, obtuvieron grandes ganancias por el envío de
capitales al resto de los países, ya fuera en forma de préstamos a los
gobiernos o de inversiones directas en ferrocarriles, minas, frigoríficos y
otros espacios productivos, comerciales o financieros.
Por estos motivos, diversos autores consideran que en este
período se estableció una relación de subordinación y dependencia entre los
países latinoamericanos -a los que llamaron ‘periféricos’-, que se
especializaron en la producción de bienes baratos y de poca elaboración, y las
nacionales industrializadas o ‘centrales’ -en particular, las de Europa
Occidental y los Estados Unidos-, que obtuvieron enormes beneficios de esa especialización.
Además, concentraron dentro de sus fronteras las actividades vinculadas con las
innovaciones y con el desarrollo tecnológico. Otros estudiosos, en cambio,
sostienen que ese vínculo fue ventajoso para ambos grupos de países, cuyos intercambios
comerciales aumentaron de manera notable.
LA DEMANDA DE PRODUCTOS LATINOAMERICANOS
¿Por qué creció tanto la demanda de los países centrales?.
Básicamente, porque en el marco de la Segunda Revolución Industrial, el avance
de la producción fabril y el surgimiento de nuevas industrias (de productos
eléctricos, químicos, farmacéuticos o automotrices) ocasionaron una mayor
demanda de minerales latinoamericanos, como el cobre -producido por Chile y
Perú-, el estaño -monopolizado por Bolivia-, el petróleo -abundante en México,
al que luego se sumó Venezuela- y el salitre -disponible en el desierto de
Atacama, en el norte de Chile-, entre otros.
Además, a medida que las naciones centrales crecían, sus
habitantes consumían más alimentos, como pan y carne, a la vez que incorporaban
en su dieta nuevos productos, como bananas o café. Esta demanda estimuló la
producción agrícola y ganadera de las zonas de climas templados (por ejemplo,
las de la Argentina o Uruguay), a la vez que incentivó los cultivos tropicales
(frutos, algodón, tabaco, cacao, café y azúcar) en Colombia, Venezuela,
Ecuador, Brasil, el Caribe y América Central.
UN CRECIMIENTO CON VAIVENES
La expansión económica derivada de la producción primaria
repercutió de manera desigual en las diferentes regiones y los países del continente
americano. Las naciones que desarrollaban una economía más diversificada,
basada en la exportación de varios productos -por ejemplo, la Argentina y
Brasil-, tuvieron mayores oportunidades que los países mono productores. Estos
dependían de un único producto de exportación y, por lo tanto, se encontraban
más expuestos a los vaivenes de la demanda internacional.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) evidenció la
vulnerabilidad de las economías primarias exportadoras, pues las naciones en
conflicto redujeron sus envíos de capitales y de productos industrializados,
así como la demanda de materias primas y de alimentos.
LOS CAMBIOS EN
EL RÉGIMEN DE LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
Entre los distintos factores de producción, la tierra era el
más abundante en la América Latina de mediados del siglo XIX, a diferencia de
capital y del trabajo, que solían ser muy escasos. Pero si bien había abundante
tierra disponible para incorporar a la producción, fue necesario superar una
serie de obstáculos para poder utilizar de manera eficiente la mayor cantidad
posible de parcelas.
LAS REFORMAS LBERALES Y EL ACCESO A LA TIERRA
Los liberales del siglo XIX impulsaron reformas económicas
para posibilitar el desarrollo pleno de las potenciales fuerzas productivas con
que contaban sus respectivos países.
Uno de los ejes centrales de esas reformas estaba vinculado
con la expropiación de las tierras de la Iglesia católica. En la visión de los
liberales, las tierras que pertenecían a la Iglesia eran improductivas ( se las
llamaba ‘tierras de manos muertas’). Por esa razón, la nueva legislación preveía
su nacionalización (es decir, su pase a manos del Estado nacional) y su
posterior comercialización en el mercado. Si bien inicialmente los liberales
habían postulado la necesidad de que esas tierras fueran vendidas a pequeños y
medianos propietarios (preferentemente inmigrantes europeos), lo cierto es que
fueron adquiridas por sectores de la élite comercial, que las utilizaron para
formar grandes latifundios.
Los pueblos originarios también se vieron afectados por las
reformas. En su embestida contra los derechos de las corporaciones, los
liberales sancionaron un conjunto de leyes que no reconocieron la propiedad
comunitaria de la tierra. Paralelamente, se llevaron a cabo campañas militares
para eliminar las fronteras internas y se inició un proceso de expansión de las
haciendas vinculadas a los productos exportables sobre los territorios de las
comunidades aborígenes.
De esta manera, la cuestión de la tierra se convirtió en un
factor de tensión social en las áreas rurales, que alcanzó su pico entre fines
del siglo XIX y principios del XX. Esas tensiones se dieron principalmente en
países donde existía un importante número de comunidades indígenas (como
México, Bolivia, Perú o Ecuador) y provocaron el estallido de diversos
conflictos.” (1)
(1): Texto tomado de CARROZZA y otros: “La Argentina,
América Latina y Europa entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XX”,
Editorial Santillana, 2010, pags. 192 a 195
CONSIGNAS:
1-
¿Qué es y cómo se aplicó el concepto de “división
internacional del trabajo”?
2-
A) ¿Cómo se insertó América Latina en el mercado
mundial?; B) ¿Cuándo y con qué actividades comienza este proceso?
3-
¿A qué se llama en el texto etapa de transición?
4-
Elaborá un mapa conceptual que ordene los contenidos
del texto titulado “La edad de oro del modelo agroexportador” (está escrito en
rojo).
5-
5- A) ¿Qué cambios se introdujeron en los
sistemas de propiedad de la tierra?; B) ¿Por qué?; C) ¿Qué consecuencias
positivas y negativas tuvo este proceso?
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