lunes, 15 de marzo de 2021

“Aún hay jueces en Berlín”

Potsdam, Alemania. Adelante, el  Palacio de Sans Souci. Detrás, el molino sigue en pie: es un símbolo de la vigencia del Estado de Derecho.


15/05/2014 

por "AVOGADOS NOVOS"

(Es una asociación de abogados de Galicia. El nombre está en gallego, por eso la "V" en lugar de la "B" en la palabra ABOGADOS)


   El otro día en una reunión de Avogados Novos, una compañera mencionó esta frase que  yo desconocía y nos contó su historia, me quedó grabada y me puse a investigar sobre su origen.

   Cuenta la leyenda que una buena mañana del siglo XVIII, en Potsdam, el Rey Federico II “El Grande” de Prusia, estaba  molesto porque un molino cercano a su palacio de Sanssouci afeaba el paisaje. Bien es sabido que el capricho de los reyes no tenía límites, y por ello, de inmediato, quiso Federico comprar al molinero – hombre honesto y orgulloso de su propiedad adquirida a lo largo de años de tenaz esfuerzo- su molino, por lo que envió a un edecán a que lo comprara por el doble de su valor, para luego demolerlo.

   Al regresar el emisario real con la oferta rechazada, el rey Federico II de Prusia se dirigió al molinero, duplicando la oferta anterior. Y como éste volviera a declinar la oferta de Su Majestad, Federico II de Prusia se retiró advirtiéndole solemnemente que si al finalizar el día no aceptaba por fin la oferta perdería todo, pues a la mañana siguiente firmaría un decreto expropiando el molino sin compensación alguna. Al anochecer el molinero se presentó en el palacio y el Rey lo recibió, preguntándole si comprendía ya cuán justo y generoso había sido con él. Sin embargo, el campesino se descubrió y entregó a Federico II una orden judicial que prohibía a la Corona expropiar y demoler un molino sólo por capricho personal. Y mientras Federico II leía en voz alta la medida cautelar, funcionarios y cortesanos temblaban imaginando la furia que desataría contra el terco campesino y el temerario Magistrado. Pero concluida la lectura de la resolución judicial, y ante el asombro de todos, Federico “El Grande” levantó la mirada y declaró: “Veo con alborozo que aún hay jueces en Berlín”. Saludó al molinero y se retiró visiblemente satisfecho por el funcionamiento institucional de su reino, aseguran los cronistas de palacio.

   Como leyenda que es hay varias versiones de la misma, otra de ellas es que Federico II “El Grande”, Rey de Prusia, había mandado demoler un viejo molino que afeaba la vista de su majestuoso palacio. El molinero afectado recurrió a la Justicia en defensa de sus intereses y el juez condenó al monarca a pagar daños y perjuicios y a reedificar el molino. Contra la creencia general de que se negaría a someterse a la sentencia, el rey exclamó satisfecho: “Veo con alborozo que aún hay jueces en Berlín“.

Y el molino sigue en pie


  Y otra en la que el que dice la frase no es el Rey sino el molinero:

Habiendo hecho llamar el Rey al molinero, quien presto salió del molino restregándose ambas manos en el delantal que cubría sus sencillas vestimentas:

– Arnaldo, me han dicho que este molino es tuyo. Quiero comprártelo.

– Mucho me temo, Señor -contestó Arnaldo- que el molino no está en venta.

 Entonces, el Rey gritó:

– ¿¡Cómo!? ¿Es acaso que no comprendes la gracia real de que eres objeto? ¡Si lo puedo tomar sin pagártelo!

 Arnaldo, con inusitado aplomo y profunda serenidad, respondió al monarca:

– Sí, señor, pero aún hay Jueces en Berlín.

 Afirman que, en aquel momento la cólera de Federico se disipó, feliz de hallar en Prusia a alguien que creyera en la Justicia.

 Tiempo después, el hijo del molinero quiso cederle la propiedad al Rey, pero entonces el monarca contestó:

– Este molino no es vuestro ni mío, pertenece a la Historia.


   El “juez de Berlín” representa en la primera versión la independencia judicial frente a la arbitrariedad y el despotismo; la primacía absoluta de la ley, expresión de la soberanía popular y la garantía de igualdad de todos los ciudadanos ante ella, exigencias ambas inseparables del Estado de Derecho.

   Sin embargo en la segunda opción, representa al ciudadano que no tiene miedo al poder, que no se deja comprar y que lucha por sus derechos hasta la extenuación porque confía en la justicia, en la igualdad de todos los ciudadanos y en los jueces, como máximos defensores de la legalidad.

[...]

 

Publicado en:
https://avogadosnovosvigo.wordpress.com/2014/05/15/aun-hay-jueces-en-berlin/

 

CONSIGNAS:

1- Contá la versión que más te guste de la historia del Rey Federico y el Molinero

2- ¿Por qué  el Rey aceptó de buen grado una medida que iba en contra de sus deseos?

3- ¿Por qué años después el Rey no acepta comprarle el Molino al hijo del molinero?

4- ¿Sirve un sistema legal en el que nadie cree?

5- En nuestros tiempos: ¿Los jueces actúan igual con todos?

6- En el texto se dan interpretaciones sobre el sentido de esta historia (los dos párrafos finales en color). Explicalos con tus propias palabras.

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