sábado, 15 de agosto de 2020

LOS ESTADOS OLIGÁRQUICOS EN AMÉRICA LATINA:


La oligarquía argentina en sus tiempos de gloria

EL REFORZAMIENTO DE LA AUTORIDAD DEL ESTADO


“Durante la primera mitad del siglo XIX, la mayoría de los países latinoamericanos se vio sacudida por conflictos y guerras civiles entre distintos grupos y facciones. Esos conflictos impidieron organizar constitucionalmente los nuevos Estados y alcanzar la anhelada estabilidad política.

Esta situación se modificó en las últimas décadas del siglo XIX, cuando se afianzaron en el poder nuevos grupos dirigentes que impusieron su dominio –por medio de alianzas o uso de la fuerza-en los diversos países de América Latina. De este modo, disminuyeron notablemente los enfrentamientos internos que caracterizaron el período posterior a la independencia.

En general, los países que durante años habían estado sacudidos por los conflictos entre liberales y conservadores –México, Venezuela, Colombia y Guatemala, entre otros- fueron testigos del triunfo del liberalismo. A partir de éste éxito, los liberales promovieron transformaciones profundas, orientadas a establecer un marco económico y político propicio para la integración plena de sus países en la división internacional del trabajo. Entre esas medidas se destacan la apertura de la economía hacia el exterior, el afianzamiento de la propiedad privada, la supresión de las posesiones indígenas comunitarias y un recorte de los poderes de la Iglesia católica.

En términos generales, los grupos dirigentes de las últimas décadas del siglo XIX presentaban dos fuertes características: estaban ligados estrechamente a las actividades productivas destinadas a la exportación y estaban convencidos de que sus países necesitaban reforzar la autoridad del Estado para garantizar la paz, la estabilidad y el mantenimiento del orden interno.


POCA POLÍTICA Y MUCHA ADMNISTRACIÓN


Con el firme propósito de consolidar un poder central fuerte que evitara el surgimiento de nuevos conflictos internos, los grupos dirigentes latinoamericanos buscaron dotar al Poder Ejecutivo Nacional de gran autoridad. Este anhelo se tradujo en el establecimiento de sistemas presidencialistas que conferían grandes poderes al primer mandatario, entre ellos el de reemplazar a las autoridades provinciales o estaduales por un interventor federal designado por el presidente.

Al mismo tiempo en que se consolidaron en el poder, algunos gobernantes –Porfirio Díaz, en México; Rafael Núñez,en Colombia; Julio A. Roca, en la Argentina, entre otros- ensalzaron el lema “poca política y mucha administración” o su similar “paz y administración”. Estas expresiones aludían al deseo de suprimir la lucha política, que era asociada con la confrontación violenta, el fervor ideológico, el caudillismo y la aparición de tendencias orientadas a suplantar al sector que ejercía el poder. En su lugar, aspiraban a que el gobierno se apoyara en la “administración”, considerada una actividad regular, ajustada a las leyes vigentes y al dictado de otras que garantizaran la unidad, el orden y el fortalecimiento del Estado. De este modo, la elite dirigente confiaba en que se avanzaría en el camino del progreso y de la civilización por el que ya avanzaban las naciones desarrolladas de Europa y los Estados Unidos.

Esta concepción implicaba también que las disputas por la presidencia debían dejarse de lado, puesto que correspondía a quienes ya gobernaban resolver esos asuntos. Por su parte, los grupos interesados en participar en el poder podían incorporarse al manejo de la administración pública, pero debían reconocer la superior capacidad de la elite dirigente para conducir las riendas del Estado.



 Arriba: Orden y Progreso, la versión brasileña de "Paz y administración"
LIBERALISMO ECONÓMICO Y CONSERVADURISMO POLÍTICO


La prioridad otorgada a la imposición y a la conservación del orden significó una transformación del liberalismo latinoamericano, que en términos políticos adquirió un tinte conservador y autoritario. Esta reorientación implicó –con diversos matices- que las distintas gestiones gubernamentales conjugaran una actitud abierta hacia el intercambio con el exterior, las inversiones extranjeras, el fomento de la inmigración y la extensión de la educación básica, con una práctica política restrictiva y fraudulenta que impedía la participación de la mayoría de la población en los actos electorales.


EL DOMINIO DE LA OLIGARQUÍA


Las elites gobernantes que se consolidaron en el poder dirigieron la política y la economía de los países latinoamericanos entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX constituyeron verdaderas oligarquías. ¿por qué?. Porque desarrollaron mecanismos orientados a garantizar que sólo un pequeño número de individuos o de familias tuviera acceso al poder.

Con esta consigna en mente, el reclutamiento de personas seleccionadas para desempeñar funciones de gobierno se hacía de una manera cerrada, basada en criterios de apellido, tradición, parentesco, amistad, prestigio, dinero y, eventualmente, méritos militares o habilidad política. En términos económicos, si bien con variantes vinculadas con las características de cada país latinoamericano, estos sectores estaban integrados por terratenientes, hacendados, propietarios de minas y grandes comerciantes. Todos ellos gozaban de prestigio social y se consideraban a sí mismos como los más aptos para el manejo del gobierno y de las principales funciones políticas, jurídicas, profesionales y administrativas de sus países y de sus regiones. El dominio de los cargos públicos más relevantes les permitía, a su vez, controlar importantes decisiones económicas y beneficiarse con negocios muy lucrativos.

Para mantenerse en el poder, los gobiernos oligárquicos apelaron a múltiples estrategias. Entre ellas, fue habitual que entablaran vínculos con los “notables” de cada provincia o región y que buscaran asimilar a algunos disidentes moderados. En cambio, excluyeron de manera tenaz a la oposición considerada peligrosa y propiciaron, en algunos países, la limitación del derecho al voto y de la capacidad para ser elegido. Estas restricciones no se realizaron necesariamente en términos legales o jurídicos, sino que fue común la utilización de mecanismos fraudulentos en las elecciones y de otras prácticas que limitaban la libre expresión de la ciudadanía.


LAS OLIGARQUÍAS SE PERPETÚAN EN EL PODER:





 Julio A. Roca, el padre del régimen oligárquico argentino

‘Las oligarquías latinoamericanas cerraron el camino por el cual tendían a incorporarse a la vida pública las clases medias en ascenso y, en algunos casos, las clases populares. Generalmente utilizaron mecanismos electorales para evitar la expresión de las disidencias, estableciendo limitaciones legales –por ejemplo, para los analfabetos- o haciendo fraude en los comicios. Además, negaron obstinadamente la posibilidad de llevar a los cargos públicos a quienes no pertenecieran al círculo oligárquico y crearon clientelas electorales y administrativas que respaldaban al sistema cerrado y facilitaban su funcionamiento”, nos dice José Luis Romero en su libro ‘El pensamiento político de la derecha latinoamericana? (Editorial Paidós, 1970).


FRAUDE ELECTORAL


Luego de la independencia de sus países, las elites criollas hispanoamericanas pretendieron construir la legitimidad de sus gobiernos con modelos constitucionales republicanos que reconocían la división de poderes y la elección de los gobernantes a través del voto. Pero las guerras civiles y los enfrentamientos  internos opacaron estos intentos. En ese contexto, en algunos países se propusieron fórmulas que pretendían condicionar el ejercicio de los derechos políticos a la solvencia económica, a la posesión de cierto nivel de instrucción o a la pertenencia a ciertos grupos sociales.

Hacia fines del siglo XX, sin embargo, en la mayoría de las naciones iberoamericanas se reconocía la ciudadanía política de los varones adultos nativos –o eventualmente nacionalizados- considerados libres (aquellos que no dependían de otra persona). Y aunque los gobiernos oligárquicos convocaban a esos ciudadanos a votar, para legitimar así a las autoridades, implementaron numerosos mecanismos para burlar la voluntad popular. Uno de ellos consistía en vigilar el empadronamiento de los ciudadanos mediante la anotación en un registro electoral que debían realizar con anticipación las personas interesadas en votar, ya que el sufragio no era obligatorio. En esas instancias, las comisiones examinadoras podían habilitar o impedir el registro de numerosos individuos.  Además, como el voto era ‘cantado’ o público –el candidato debía nombrar a viva voz al candidato elegido- los partidarios del gobierno podían presionar a los ciudadanos para que votaran por sus candidatos. También era frecuente que durante las elecciones se amenazara o se encarcelara a los opositores, o que una misma persona votara varias veces el mismo día, o que se modificaran los resultados. En vista de todas estas maniobras. La mayoría de los ciudadanos prefería no participar en las elecciones.

De este modo, las prácticas fraudulentas viciaron el principio de representación popular que estaba en la base de los sistemas republicanos.


VARIANTES NACIONALES DEL ESTADO OLIGÁRQUICO


El dominio oligárquico tuvo características propìas en cada país latinoamericano. En algunas naciones, como Colombia, Perú o Ecuador, los poderes locales o regionales mantuvieron su fortaleza frente al poder central. En el otro extremo, en Chile, hubo una primacía temprana y excepcional del gobierno central, mientras que en el caso de la Argentina o en el de Venezuela, los poderes locales fueron debilitándose progresivamente, a medida que avanzaba el proceso de centralización política.

Las variantes latinoamericanas también se expresaron en la forma en que sus gobernantes ejercieron el poder. Así, en Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú, entre otros países, fue común que los presidentes gobernaran con gran arbitrariedad. Pero en los casos en que los sectores oligárquicos estuvieron mejor cohesionados, como en la Argentina, Chile o Brasil, el poder presidencial (o imperial, en el caso brasileño), a pesar de disponer de numerosas facultades constitucionales, quedó sometido a límites más precisos”.




Texto tomado de: Carrozza y otros: La Argentina, América Latina y Europa entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, Editorial Santillana, 2010, pags. 182 a 185.

CONSIGNAS:

1-  ¿Qué modificaciones impulsaron los triunfadores en las guerras civiles?
2-  ¿En qué aspectos se reforzó la autoridad del Estado?
3- ¿Qué significa la frase "poca política, mucha administración"?. Tener en cuenta la afirmación implícita de la frase...
4-  ¿Qué ideas imponían las elites de esa época?
5-  Resumí el texto titulado "El dominio de la oligarquía" -es la parte que está escrita en letra naranja-.
6-  ¿Cómo se efectivizaba el fraude?
7-  Compará las situaciones de los distintos países.

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