sábado, 3 de octubre de 2020

CRISIS FINAL DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO EN ARGENTINA:

 


Roque Sáenz Peña, Presidente entre 1910 y 1914

1890: APERTURA DEL CICLO REVOLUCIONARIO

En  Argentina, un “estado de cosas signado por las elecciones fraudulentas, se mantuvo incólume durante la década de 1880. La extraordinaria expansión de la economía tenía demasiado ocupadas tanto a las clases dirigentes como a la sociedad en su conjunto y, en ese contexto, los vicios del orden político parecían ser más tolerables. Pero el año 1890 fue rico en sorpresas.

En primer lugar, durante ese año, una fuerte crisis económica, reflejo de un ciclo de baja en las economías europeas, afectó al país con una contundencia sin precedentes […]. Casi de inmediato, el sistema político se vio sacudido por la llamada ‘Revolución del Parque’, que fue el primer cuestionamiento violento del orden consagrado en 1880. Este movimiento tuvo un carácter netamente urbano, puesto que se localizó dentro de los límites de la ciudad de Buenos Aires, y dejó un saldo de más de doscientos cincuenta muertos y mil heridos.

La revolución de 1890 inició un ciclo revolucionario que se extendió hasta 1905 y que se propagó desde el centro hacia la periferia: a su turno, Córdoba, San Luis, Santa Fe, la provincia de Buenos Aires y Tucumán tuvieron sus propias revoluciones. Los dirigentes de la Revolución del Parque provenían de fuerzas políticas de diferente signo que se organizaron en una agrupación llamada  UNIÓN CÍVICA: el partido liberal, de tradición mitrista; algunos personajes del tronco autonomista; y un grupo de antiguos militantes de la tradición populista del autonomismo bonaerense, que seguían a Leandro Alem y a Hipólito Yrigoyen, que en 1889 habían fundado la UNIÓN CÍVICA DE LA JUVENTUD. También contaron con el apoyo de algunos sectores militares y católicos. La consecuencia inmediata de la revolucióndel noventa fue la renuncia del presidente Juárez Celman. El  vicepresidente, Carlos Pellegrini, asumió la Presidencia de la Nación. No obstante, la hegemonía gubernamental conservadora quedó, a partir de ese momento, en una especie de estado de impugnación permanente.

Desde el punto de vista ideológico, el régimen pasó a ser cuestionado en un aspecto central: su legitimidad, pues, según consideraban los revolucionarios, la implantación de una república restrictiva no estaba autorizada por la Constitución, ya que era producto de la inmoralidad del sufragio [basado en] el fraude y la manipulación electoral.

 

EL NACIMIENTO DE LOS PARTIDOS POLITICOS MODERNOS:

El noventa no sólo marcó el inicio de un ciclo revolucionario, sino también de un modo nuevo de hacer política. En 1891, la Unión Cívica se dividió. Un sector formó la UNIÓN CÍVICA RADICAL, que fue el primer partido político ‘moderno’, es decir, el partido político tal como lo entendemos en la actualidad.

Hasta ese momento, los ‘grupos’ políticos carecían de una estructura organizativa fija pues, desde la década de 1860, habían funcionado de manera muy laxa, básicamente a través de clubes electorales, que se formaban  en ocasión de las elecciones y se disolvían ua vez superadas las mismas. Con el radicalismo –y también con el Partido Socialista, que se organizó en 1896- aparecieron por primera vez los aparatos partidarios.

La Unión Cívica Radical se organizó geográficamente a través de sus comités, que cubrían un gran número partidos de la provincia de Buenos Aires. Se trataba, en realidad, de un esquema de organización y reclutamiento popular basado en una red de caudillos –en esto se parecía al esquema conservador-, pero sustentado en la noción de partido institucionalizado.

Los nuevos partidos se definían como instituciones mediadoras entre los ciudadanos y el Estado, abarcaban con su propia estructura la extensión del territorio, proponían liderazgos fuertes y, por lo menos en teoría, esgrimían un determinado programa, aunque, en el caso del radicalismo, la única bandera programática que presentaba era el cumplimiento de la Constitución Nacional. De este modo, eran instituciones autónomas respecto del Estado, con sus órganos propios dispuestos a obtener el consenso popular.

La oposición al régimen conservador tuvo la habilidad de implantar y hacer funcionar exitosamente este tipo de experiencia política. Incluso, algunos lúcidos dirigentes conservadores intentaron organizarse a través del Partido Demócrata Progresista, fundado en 1914. Sin embargo, la tentativa de concentrar en este partido a la mayor parte del arco oficialista conservador fracasó, porque la mayoría de los conservadores sólo confiaba en la manera tradicional de hacer política: aquella que se sustentaba en la acción eficiente de gobierno, en el uso del propio aparato del Estado, sin otras mediaciones institucionales, y en el caudillismo clásico.

UN NUEVO CONCEPTO DE CIUDADANÍA: LA REFORMA ELECTORAL DE 1912

En octubre de 1910, Roque Sáenz Peña asumió la Presidencia de la Nación. Su trayectoria política mostraba un perfil cuestionador del predominio oligárquico, pero siempre encuadrado dentro de la política oficial. Consciente de la dudosa legitimidad del origen de su propio cargo, en su discurso de asunción, Sáenz Peña manifestó, con respecto a la participación de votantes  en la Capital Federal, que: ‘…son pocos, lo reconozco, pero nunca se vieron más ciudadanos’.

El hecho de que el propio régimen reconociera la impugnación de la que era objeto desde 1890 condujo a un proceso reformista que culminó en 1912 con la sanción de una nueva ley electoral, denominada LEY SÁENZ PEÑA. Así, el reformismo oligárquico buscó, seguramente, adelantarse a los hechos a través de una reforma surgida de su propio seno. Es evidente que tenían la expectativa de conservar el poder, pero legitimándolo de un modo nuevo, acorde con una práctica institucional menos imperfecta y más coherente con los principios proclamados por la Constitución Nacional.

La ley electoral de 1912 estableció el voto universal, secreto y obligatorio, y que los padrones electorales, a partir de ese momento, se confeccionaran siguiendo rigurosamente el padrón militar.

El voto secreto tenía por objeto terminar con la venalidad del voto cantado y garantizaba al ciudadano toda la protección posible para expresar sin ninguna coacción sus preferencias políticas a través del sufragio.  La obligatoriedad del voto implicaba una sanción penal por parte del Estado para los ciudadanos varones mayores de 18 años que no cumplieran con lo que, desde ese momento, dejaba de ser simplemente un derecho para adquirir también el carácter de obligación. Este precepto pone en evidencia la voluntad de los reformadores de constituir en la Argentina algo que hasta ese momento  no estaba bien definido: una ciudadanía. También pone de manifiesto una decisión acerca de quiénes serían estos ciudadanos, es decir, aquellos que cumplieran con los requisitos antes mencionados.

Así, la obligatoriedad del voto puede interpretarse como un recurso ante una sociedad con un alto porcentaje de inmigrantes desafectados de la participación electoral, y a cuyos descendientes se juzgó necesario incorporar plenamente a la ciudadanía.

La ley se aplicó por primera vez en 1912, en las elecciones de diputados y gobernadores en la provincia de Santa Fe. [El 9 de junio de] 1916 el candidato del radicalismo, Hipólito Yrigoyen, fue proclamado presidente de la Nación por el Colegio Electoral Nacional […] Este acontecimiento marcó el fin del régimen conservador.” (1)

(1): PRIVITIELLO, LUCHILO, CATTARUZZA, PAZ, RODRÍGUEZ: “Historia de la Argentina contemporánea”, Santillana, Buenos Aires,2000, pags.110-111

CONSIGNAS:

 1-  a)¿Qué fue la Revolución de 1890 y quiénes la impulsaron? ; b)¿Qué resultados logró este movimiento revolucionario?

2-  ¿Cómo surgió y qué características tenía la UCR?

3-  ¿Cómo intentó responder el oficialismo a los planteos opositores?

4-  ¿Cómo surgió y qué características tuvo la Ley Sáenz Peña?

5-  ¿Qué relación se plantea en el texto entre la Ley Sáenz Peña y la inmigración?

6-  Buscá breves biografías de: a)Leandro N. Alem; b)Hpólito Yrigoyen; c)Roque Sáenz Peña

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