sábado, 20 de junio de 2020

PANAMERICANISMO, GARROTE Y DEUDA:




EL CANAL DE PANAMÁ:


El interés de encontrar un paso que vinculara el Atlántico con el Pacífico estuvo presente desde el descubrimiento de este último océano por Vasco Núñez de Balboa, a comienzos del siglo XVI. Mientras la tecnología careció de recursos para construirlo, los navegantes debieron conformarse con el lejano Estrecho de Magallanes y el todavía más distante Cabo de Hornos.

En la segunda mitad del siglo XIX ya existía la posibilidad de encarar una obra de esa naturaleza, como lo había demostrado la construcción del Canal de Suez en la década de 1860. Para realizarlo fueron  propuestos los territorios de Nicaragua y Panamá y las potencias más interesadas fueron Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos (especialmente después de la conquista de California y el descubrimiento de oro en ese territorio). Finalmente, se decidió realizarlo atravesando Panamá, obra que demoró cerca de cuarenta años:

·          1878: Se firmó el tratado Salgan-Wise por el cual Colombia otorga a una empresa francesa la construcción de un canal por el istmo de Panamá. Director de la obra: Ferdinand de Lesseps, el constructor del Canal de Suez.

·         1879: Un protocolo adicional garantiza la libertad de tránsito

·         1889: Después de ocho años de trabajo quebró la Compañía Universal del Canal de Panamá.

·         1894: Se forma la Compañía nueva del Canal de Panamá, también de capitales franceses. No logra reunir los fondos necesarios.

·         1898: El presidente norteamericano McKinley Afirma que el futuro canal debe ser controlado por los Estados Unidos.

·         1901: LA compañía francesa, imposibilitada de continuar con las obras, transfiere sus derechos y maquinarias a financieros norteamericanos.

·         1914: El canal es inaugurado, bajo el control de los Estados Unidos






A comienzos del siglo XX Panamá era parte de Colombia, con la que había mantenido una conflictiva relación, desde su integración voluntaria a ese país, en 1821: en 1831 se produjo un movimiento secesionista, reprimido por el ejército colombiano, y entre 1840 y 1855 se repitieron intentos separatistas. Finalmente, en 1902 Panamá se constituyó en un Estado independiente. De inmediato fue reconocido por los Estados Unidos; casi al mismo tiempo, el nuevo gobierno panameño les otorgó a perpetuidad una estrecha franja de tierra a lo largo de la cual se construyó el canal. De esta manera, esa vía estratégica desde el punto de vista económico y militar quedó bajo el control norteamericano.

Como en Cuba, una clausula de la constitución panameña permitía la intervención norteamericana en caso de disturbios internos; con esto, Panamá se constituyó en un protectorado de los Estados Unidos.




EL PANAMERICANISMO:



Como hemos visto, las pretensiones de los Estados Unidos en Hispanoamérica se expresaron a través de la Doctrina Monroe (1823) y la idea del DESTINO MANIFIESTO (1845), que desde su formulación constituyeron los ejes fundamentales de su política en la región.

La guerra contra México (1845-48), en la que ese país perdió una parte importante de su territorio, fue una clara muestra de su vocación expansionista; sin embargo, recién a fines de  ese siglo la política exterior norteamericana se mostró dispuesta a imponer su hegemonía al conjunto de nuestros países.

El paso inicial en ese sentido fue la convocatoria de la PRIMERA CONFERENCIA INTERNACIONAL AMERICANA, que se reunió en Washington por iniciativa del Secretario de Estado norteamericano James G. Blaine. La misma sesionó entre el 2 de octubre de 1889 y el 19 de abril del año siguiente y consideró temas como la unidad del sistema de pesas y medidas, la posibilidad de una moneda común, la unión aduanera y las reducciones arancelarias. Estos asuntos muestran el interés económico de los Estados Unidos, que buscaba reservarse mercados más extensos para la expansión de sus crecientes industrias e inversión de sus capitales. Esa reunión significó el punto de partida del PANAMERICANISMO, que fue la política oficial de los Estados Unidos hacia la región en las décadas siguientes.

Desde el punto de vista de sus organizadores, los resultados de esta prolongada conferencia fueron escasos o nulos, ya que la única medida práctica que encontró consenso fue la organización de una Unión Postal. Tan escasa cosecha se debió a la oposición de los países participantes, a lo que se sumó la división en la misma representanción norteamericana que exhibió puntos de vista contrapuestos.


LA POSICIÓN ARGENTINA EN LA PRIMERA CONFERENCIA PANAMERICANA





 Roque Sáenz Peña y Manuel Quintana, los representantes argentinos en la Primera Conferencia Panamericana. Figuras de primera línea de la época, ambos serían Presidentes


En esa oportunidad la Argentina estuvo representada por Roque Sáenz Peña y Manuel Quintana –personajes importantes que luego desempeñarían la presidencia de la Nación-, los que se opusieron sistemáticamente a cada una de las iniciativas del país anfitrión. Esta postura evidenció que el interés fundamental de nuestro país se orientaba hacia Europa, en especial Gran Bretaña; en esta línea, Sáenz Peña contrapuso al lema de la Doctrina Monroe, ‘América para los americanos?, otro más amplio: ‘América para la humanidad’.

La posición de nuestros representantes  no era de ninguna manera caprichosa: mientras que los ingleses eran los más importantes compradores de nuestra producción agropecuaria, especialmente de nuestra carnes vacunas, la economía norteamericana no necesitaba de esos insumos y protegía celosamente el acceso a los mismos a través de prohibiciones y elevados aranceles. A partir de estos hechos, la representación argentina rechazó el proteccionismo norteamericano y su pretensión de reservar el área latinoamericana para sus empresas, y defendió los principios librecambistas que permitían una relación provechosa con los ingleses.

Recién después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) comenzó a declinar la influencia británica en nuestra economía ( y en el mundo en general), en tanto que aumentó la importancia económica  y financiera norteamericana. No obstante, no sería sino después de 1930, y, especialmente, en la segunda posguerra, que los yanquis desalojaron totalmente a sus parientes británicos. Aún en esa época, los gobiernos argentinos de la Década Infame (1932-43) y el primer peronismo (1946-55) rehusaron acercarse demasiado a los Estados Unidos.



CONFERENCIAS PANAMERICANAS Y AGRESIONES A LOS PAÍSES DEL ÁREA:



A partir de la primera conferen cia, en 1889, las reuniones panamericanas se realizaron con cierta periodicidad. Curiosamente, estas reuniones, que se presentaban como parte de una política de acercamiento entre todos los países del continente, coincidieron con las frecuentes intervenciones norteamericanas en Centroamérica y el Caribe:

·          1901: SEGUNDA CONFERENCIA, en MÉXICO. Casi simultáneamente, el gobierno de los Estados Unidos aplicaba en CUBA la llamada ENMIENDA PLATT, que lo facultaba a intervenir en la política interna de ese país, que fue durante varias décadas un protectorado norteamericano de hecho. En 1903, Panamá –recientemente segregado de Colombia, con apoyo norteamericano- entregaba a los yanquis el control del canal interoceánico a construirse en la zona. En 1904, el presidente T. Roosevelt enunció su COROLARIO A LA DOCTRINA MONROE, que tenía el mismo sentido en toda el área. En 1904 y 1905 los marines intervienen en Santo Domingo y en Costa Rica, en defensa de los intereses de sus empresas y connacionales.

·         1908: TERCERA CONFERENCIA, en RIO DE JANEIRO. Simultáneamente, Cuba era ocupada nuevamente para sofocar una insurrección popular contra la imposición de un presidente por parte de los norteamericanos.

·         1910: CUARTA CONFERENCIA, en BUENOS AIRES. Ese mismo año tropas norteamericanas invadieron Nicaragua y luego Haití (1915-33), México (1916), República Dominicana y nuevamente Cuba (1916), Costa Rica y Nicaragua por tercera vez (1917), Panamá (1918), Honduras (1919) y Guatemala (1920).

·         1923: QUINTA CONFERENCIA, en SANTIAGO DE CHILE, Un año más tarde, se produjo un cuarto desembarco en Nicaragua.

·         1928: SEXTA CONFERENCIA, en LA HABANA. Poco después se produjo otra invasión a Guatemala .

·         1933: SÉPTIMA CONFERENCIA, en MONTEVIDEO. Estados Unidos interviene nuevamente en Cuba para colaborar, en este caso, en el derrocamiento del gobierno de Grau San Martín.
 Augusto Sandino (1895-1934), "General de hombres libres", 
enfrentó a los marines en Nicaragua durante años.

[…]En las siguientes Conferencias Panamericanas los países participantes se comprometieron cada vez más con las líneas de la política exterior de los Estados Unidos, guardando silencio ante lo golpes de Estado impulsados por los norteamericanos y las intervenciones directas del país del norte en la región.




 Intervenciones de los marines en el Caribe
ENDEUDAMIENTO EXTERNO: UN PROBLEMA CRÓNICO


Empréstitos impagos; nuevos empréstitos para pagar los intereses de los anteriores; endeudamiento crónico acumulado a lo largo de muchos años: esta es la historia financiera de la mayoría de los países latinoamericanos. En el caso de Venezuela, su endeudamiento provocó la intervención de varios países europeos a lo que se agregó la del gobierno norteamericano, celoso de su poder de policía en la región.

En 1902 Venezuela interrumpió los pagos de su deuda externa, originando la intervención naval conjunta de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Holanda. La rápida respuesta norteamericana paralizó la acción militar y el reclamo de la deuda fue derivado al Tribunal Internacional de La Haya. En los años siguientes continuaron los problemas con las potencias: en 1906 se produjo la ruptura de relaciones de Venezuela con Francia; en 1908 con los Estados Unidos.


LA DEUDA EXTERNA LATINOAMERICANA:



El endeudamiento externo, acompañado de periódicas negociaciones y moratorias, es una vieja historia latinoamericana. Los primeros empréstitos fueron contraídos en la década de 1820, cuando varios países obtuvieron capital en Londres, Paris Hamburgo, Amsterdam  y Rotterdam; los préstamos más importantes fueron británicos, situación que se mantuvo por lo menos hasta 1918. Nos informa el economista Alberto Acosta:

‘En Gran Bretaña, de 1822 a 1825, se emitieron bonos por más de veinte millones de libras esterlinas en doce emisiones, destinadas a la Gran Colombia (6.75 millones), México (6.4 millones), Brasil (3.2), Perú (1.8), Argentina (1), Chile (1) y Centroamérica (0.16). A estos créditos se los conoció como deuda inglés, porque años más tarde en la capital británica se constituyó el Consejo de Tenedores de Bonos –a más de los comités británicos existían asociaciones alemanas y francesas que participaban en las discusiones-, organización que, por sus objetivos e inclusive por su forma de actuar, puede ser considerada como un germen de las que en la actualidad agrupan a los acreedores internacionales: Club de París para los gobiernos acreedores o los comités de gestión para la banca privada internacional.

Deseosos de obtener mercados para sus productos industriales y de oportunidades de inversión para sus capitales, los británicos celebraron Tratados de Amistad, Comercio y Navegación con nuestros países , los que en los hechos representaron un reconocimiento de su independencia política. Estos acuerdos parecían anunciar una etapa económica brillante que sin embargo demoró varias décadas en concretarse. Las primeras moratorias latinoamericanas ocurrieron en 1825-26, cuando Argentina, Chile, México, Perú, la Gran Colombia y la Federación de Centroamérica no pudieron hacer frente a sus obligaciones con los acreedores externos.

Como han determinado los economistas que se han ocupado de este tema. Las alternativas de la deuda externa latinoamericana están asociadas directamente a los períodos de auge y depresión de la economía capitalista en general. Junto a las clases dirigentes de nuestros países –ávidas de obtener préstamos a veces con propósitos poco honestos- se encontraron siempre los centros financieros de los países centrales, deseosos de encontrar una ubicación redituable para sus capitales. Además, el endeudamiento crónico fue una manera de condicionar nuestro desarrollo económico en el sentido conveniente a los intereses externos.

Gran Bretañá, por ejemplo, logró a través de sus préstamos abrir nuestros mercados y aumentar su influencia política sobre las nacientes repúblicas sudamericanas; no es casual, entonces, que los grandes intereses industriales, comerciales y financieros de aquel país impulsaran el reconocimiento político de los estados hispanoamericanos. De esta manera, la deuda externa jugó durante el siglo XIX un gran papel en la conformación del modelo primario exportador, ya que muchos empréstitos e inversiones directas permitieron el desarrollo de la infraestructura necesaria para la exportación: ferrocarriles, puertos, frigoríficos, explotaciones mineras. El mismo sentido de mantener nuestra dependencia económica ha tenido desde entonces el endeudamiento externo.

Entre 1860 y 1873, se produjo un nuevo ciclo de crecimiento de la economía mundial, acompañado por nuevas contrataciones de créditos. Del mismo modo, en 1873 y 1890 se produjeron crisis económicas con los consiguientes ceses de pagos de la deuda externa. No obstante, los acreedores siempre encontraron medios para cobrar concesiones de servicios públicos, explotación de recursos naturales y hasta cesiones territoriales.  Como último recurso les quedó el uso de la fuerza, desplegaron a través de varias agresiones militares a países latinoamericanos. En algunos países de Centroamérica y el Caribe, los norteamericanos procedieron a la ocupación militar y al cobro de sus créditos controlando los ingresos aduaneros. Cerrando el ciclo de la economía primaria exportadora la crisis económica mundial de 1930 produjo una serie de moratorias en cadena.’


DOS RESPUESTAS A LAS AGRESIONES EUROPEAS: EL COROLARIO ROOSEVELT A LA DOCTRINA MONROE Y LA DOCTRINA DRAGO



La agresión sufrida por Venezuela, por parte de varios países europeos que pretendieron el cobro compulsivo de obligaciones impagas de la deuda externa, originó dos posiciones distintas: la del presidente norteamericano Theodore Roosevelt y la del canciller argentino Luis María Drago. El primero convalidó en cierta manera la conducta de las potencias europeas, en tanto que el diplomático de nuestro país propuso prohibir la utilización de la fuerza como medio para lograr el cobro de obligaciones contraídas por los Estados.
 Theodore "Teddy" Roosevelt

El presidente de Estados Unidos precisó, el 6 de diciembre de 1904:

‘Si una nación demuestra que sabe proceder con eficiencia razonable y de modo decente en los asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden interior y paga sus obligaciones, no necesita la interferencia de Estados Unidos. Las equivocaciones crónicas o la impotencia pueden requerir la intervención en América […] puede forzarnos al ejercicio de la policía internacional’

Un año más tarde, en uno de sus mensajes anuales, Roosevelt anunció que no se opondría a las acciones represivas de los países europeos en Latinoamérica, dejando de lado la aplicación de la ‘doctrina Monroe’ (cosa que Estados Unidos ya había realizado en varias oportunidades anteriores):

‘Si una república al sur de nosotros comete un desatino contra una nación extranjera… la doctrina Monroe no nos ha de forzar a intervenir para impedir el castigo de tal desatino, salvo para impedir que el castigo no asuma, de ninguna manera, la forma de una ocupación territorial’

Como señala Javier Peña, estos dos discursos de Roosevelt ‘servirán de justificación a la política imperialista yanqui que se traducirá en intervenciones en Panamá, Cuba, Nicaragua, Haití y Santo Domingo. La política del ‘Gran Garrote’ –‘Hablar suavemente teniendo un gran garrote en la mano’- iba a constituir la política oficial del gobierno norteamericano durante las primeras décadas del siglo.



OTROS NOMBRES, UNA POLITICA PARECIDA:


Los sucesores de Roosevelt pusieron otros nombres a la política exterior norteamericana, sin modificar demasiado su esencia agresiva e intervencionista: así ocurrió con la DIPLOMACIA DEL DÓLAR, de William Taft (1909-1913), y con Thomas Woodrow Wilson (1913-1920), que combinó un discurso pacifista con la intromisión permanente en Centroamérica y el Caribe; también ocupó el puerto de Veracruz, en México, y tomó partido en las luchas internas que se producían en ese país, además de embarcar a los norteamericanos en la Primera Guerra Mundial, a partir de 1917, lo que le valió el honor de ser el presidente con más intervenciones en el exterior de la historia de su país.
 Woodrow Wilson

Con las presidencias de Warren Harding (1921-1923), Calvin Coolidge (1923-1929) y Hervert Clark Hoover (1929-1933) el país pareció querer retomar el ‘aislacionismo’ […]. Sin embargo, la magnitud de los intereses económicos norteamericanos en el mundo hizo imposible esta posición, implicando a Estados Unidos en situaciones conflictivas en todo el mundo”. (1)

NOTAS:
(1): Texto tomado de: Recalde y otros: “Argentina y Latinoamérica I”, Aula Taller, 2005, pags. 316 a 321

CONSIGNAS:
1-  A)¿Por qué era tan importante para Estados Unidos construir un canal interoceánico?; B)¿Cuál fue la participación de Francia y Colobia en esa cuestión?
2-  ¿Cómo surgió el Estado panameño?
3-  ¿Qué era y cómo surgió el panamericanismo?
4-  ¿Cuál fue y en qué estuvo motivada la oposición argentina a EE.UU. en dichas conferencias?
5-  ¿Era pacífica la actitud de los Estados Unidos hacia América Latina?. Fundamentá
6-  A)¿Por qué les convenía a los países industrializados prestarle a América Latina?; B) ¿Cuáles eran los riesgos del endeudamiento? -ejemplificá con los casos de Venezuela y los países del Caribe-
7- Explicá el corolario Roosevelt a la doctrina Monroe, y la doctrina Drago.




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