sábado, 17 de octubre de 2020

LA ARGENTINA DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO:

Caricatura de Julio A. Roca



FRAUDE Y VIOLENCIA:

La realidad política de Argentina en el siglo XIX fue realmente complicada. 

Tras la caída de Rosas en 1852, los conflictos que había hasta ese momento, que enfrentaban a unas provincias contra otras, se prolongaron por mucho tiempo; la violencia política tardó varias décadas en terminar. La lucha de Buenos Aires con el interior adoptó una nueva forma, pero continuó en los enfrentamientos de la Confederación Argentina de Justo José de Urquiza y Santiago Derqui con el Estado de Buenos Aires de Valentín Alsina y Bartolomé Mitre.

El triunfo de Mitre en Pavón fue el primer paso de una etapa de dos décadas en las cuales el gobierno central, presidido primero por Mitre, y luego por Sarmiento y Avellaneda, luchó de una forma bastante violenta para imponerse por sobre los últimos caudillos federales: Ángel Vicente Peñaloza, Felipe Varela y Ricardo López Jordán.  La violencia adoptó en esta etapa muchas formas, pues además de luchar contra los caudillos federales, el Gobierno Central va a participar de la sangrienta Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, va a  realizar en 1879 la llamada Campaña al “Desierto” –que estaba poblado por americanos originarios-, e incluso se va a enfrentar en una corta guerra contra la Provincia de Buenos Aires, que se negaba a aceptar la federalización de la ciudad de Buenos Aires.

Desde lo político, en la década de 1870 se fue organizando la llamada “Liga de los Gobernadores” , que fue el origen del Partido Autonomista Nacional (PAN), fuerza política que dominaría a la Argentina desde 1880 hasta el siglo XX:

El poder del PAN se basaba en el fraude electoral. El voto en esa época era ejercido por muy pocas personas, y como era público (“cantado” le decían) esto dejaba al votante en manos de punteros políticos que canjeaban el voto por favores, cuando no recurrían directamente a la violencia. Había dos ejes que fortalecían esta alianza política: en primer lugar se basaba en una amplio acuerdo de dirigentes políticos de todo el país, que se repartían equilibradamente el poder, los cargos y los beneficios; en segundo lugar, el éxito del modelo económico agroexportador les permitía disponer de un sustento  material que sostenía al modelo político que habían establecido.


ARGENTINA: EL “GRANERO DEL MUNDO”

Hasta el siglo XVIII la economía de la actual argentina generaba un único recurso exportable: el cuero. Los gauchos salían a las Pampas a hacer “vaquerías”, es decir, a matar cientos de vacas con el único propósito de quitarles el cuero. El cadáver del animal quedaba en el campo a disposición de los animales carroñeros.

A partir de 1810 surgieron en Buenos Aires los saladeros, que permitían conservar la carne por mucho tiempo salándola y fabricando el charqui. Esta carne salada se consumía localmente pero fue un fracaso como producto de exportación masivo, ya que los consumidores europeos la rechazaban.

En tiempos de Rosas comienza un gran desarrollo de la cría de ovejas, porque estaba aumentando la demanda europea de lana. La cría de la oveja requirió de varias transformaciones: llegaron algunos inmigrantes desde Irlanda, que eran expertos en la “esquila” (el corte de la lana de la oveja sin lastimarla), y se trajeron animales de Europa para cruzarlos con los criollos logrando una lana de mejor calidad.

Recién la segunda mitad de la década de 1870, Argentina pudo comenzar a exportar trigo y carne.

Para lo primero fueron necesarias muchas transformaciones: afianzar la paz interna y el control de las tierras, construir infraestructura (carreteras, puertos, ferrocarriles, alambrar los campos), e importar trabajadores desde Europa.

Para lo segundo fue necesario que se desarrollara en Europa una tecnología que permitiera congelar la vaca muerta y llevarla a Europa.

En el último cuarto del siglo XIX, y si bien el cuero y la lana se siguieron exportando, las estrellas de la economía agroexportadora argentina serán la carne y el trigo. Algunas producciones regionales, como la vitivinícola en la zona andina, el azúcar en torno a Tucumán, y la actividad forestal en el noreste, tendrán una relevancia muy inferior. 

La elite argentina comenzará a llamar al país, gran exportador de alimentos, “el Granero del mundo”.

Estos modelos generaban un crecimiento muy desparejo, tanto desde el punto de vista social como geográfico.

Desde el primer punto de vista, los dueños de la tierra, los estancieros pampeanos,  amansaron fortunas fabulosas, pero los trabajadores rurales y los pequeños propietarios van a vivir una realidad muy distinta.

Desde el punto de vista geográfico, Argentina sufrirá una transformación muy profunda en un abanico de territorios que, partiendo desde la ciudad de Buenos Aires, comprendía la llanura pampeana en jurisdicción de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. Allí habrá una auténtica modernización de la vida y las ciudades, que lograrán incorporar lo mejor de la tecnología europea de la época, pavimentando calles, instalando energía eléctrica, gas, agua corriente, cloacas, trenes, tranvías y subtes (esto último en la ciudad de Buenos Aires). Sin embargo, otras zonas del país, menos importantes para la economía exportadora, vivirán como siempre, o peor.

Va a ser muy típico de estos años, no sólo en Argentina sino también en otros países, un crecimiento en forma de enclaves, de zonas acotadas que crecen y se modernizan en medio de un área rural y a veces también urbana que se mantiene en una realidad totalmente distinta.










CONSIGNAS:
1- ¿Qué características tuvo el proceso político que arrancó en 1852?
2- ¿Qué era el PAN y cuál fue su origen?
3- a) ¿Cuáles fueron los ciclos económicos de Argentina en el siglo XIX?; b) ¿Por qué se tardó tanto en poder exportar carne?
4- ¿Por qué se hablaba del "Granero del Mundo" y qué limites tenía este modelo?
5- ¿Por qué fue desparejo el desarrollo de las distintas zona de Argentina por esos años?
6- Mirá los videos de Felipe Pigna y enumerá seis ideas que te parezcan relevantes de lo que él explica en los mismos.

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