lunes, 15 de junio de 2020

RIVADAVIA, DORREGO Y ROSAS





LA MUERTE DE DORREGO Y EL ASCENSO DE ROSAS


EL GOLPE DE ESTADO UNITARIO:


En junio de 1827, cuando estaba finalizando la guerra con el Brasil por el dominio de la Banda Oriental, Bernardino Rivadavia renunció a la Presidencia de la nación. No se designó un nuevo Presidente, y después de un breve período de transición, el federal Manuel Dorrego fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires por la Junta de Representantes. Se le otorgó además el manejo de las relaciones exteriores del país, por lo que quedó a su cargo la firma de un Tratado de Paz con el Brasil. No era una tarea fácil: la renuncia de Rivadavia fue provocada justamente por el escándalo que generó un preacuerdo de paz con el vecino país que entregaba el territorio oriental a los brasileños.
Bernardino Rivadavia


El acuerdo al que finalmente se arribó estableció la independencia de la Banda Oriental con el nombre de República Oriental del Uruguay, resultado que era el buscado por la diplomacia inglesa, que no deseaba que el Río de la Plata fuese dominado solamente por un país.

Una de las primeras medidas de Dorrego fue nombrar a un prestigioso estanciero, Juan Manuel de Rosas, como comandante de las milicias de la Provincia de Buenos Aires, con el encargo específico de ocuparse del problema de la frontera con los indios.

En diciembre de 1828, el ejército que volvía de la campaña con el Brasil derrocó al gobierno de Dorrego, y lo fusiló en forma sumaria en la localidad de Navarro. Lavalle se propuso como gobernador ante un grupo de partidarios, que lo eligieron por aclamación. Lavalle utilizó sus tropas para reprimir sangrientamente a los partidarios de Dorrego en la provincia.
Manuel Dorrego y Juan Lavalle


Con parte del ejército el general José María Paz se dirigió a su Córdoba natal y a través de una serie de golpes de Estado estableció gobiernos unitarios en las provincias del centro, oeste y norte, con las que organizó la Liga Unitaria del Interior.

En Buenos Aires, la muerte de Dorrego dejó como jefe del partido federal a Rosas. Tras algunos meses de lucha, Rosas y Lavalle acordaron nombrar a Juan José Viamonte como gobernador interino. Viamonte era un hombre muy respetado, y si bien tenía buenas relaciones con Rosas no estaba comprometido con ninguno de los partidos en pugna.

Finalmente, y tras muchas discusiones respecto a la necesidad de convocar o no a nuevas elecciones, la Legislatura bonaerense, integrada por diputados elegidos antes del golpe unitario, eligió a Rosas como gobernador y le concedió en diciembre de 1829 Facultades Extraordinarias –es decir, le otorgó, además de facultades ejecutivas, algunas atribuciones judiciales y legislativas-.



PRIMER GOBIERNO DE ROSAS (1829-1832):




 Juan Manuel de Rosas
En este primer gobierno Rosas gobernó con severidad pero sin los excesos que caracterizaron su segundo gobierno.

Después de los graves desórdenes de 1828-29, que siguieron a la ejecución de Dorrego, Rosas apareció como la figura capaz de garantizar el orden en la provincia. Tenía 36 años y era el estanciero más rico de Buenos Aires, lo que se sumaba a su enorme prestigio.

Rosas integró su gabinete con figuras muy conocidas en la provincia, que pertenecían a distintos sectores políticos: Tomás Guido fue nombrado Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, Manuel José García –que había trabajado con Rivadavia- fue designado para la Cartera de Hacienda, y Juan Ramón Balcarce se transformó en Ministro de Guerra.

Cuando Rosas asumió el gobierno, la situación económica de Buenos Aires era mala debido a las consecuencias de la guerra con el Brasil y de las guerras civiles, y empeoró a causa de una prolongada sequía. Sin embargo, Rosas logró restablecer la situación financiera bonaerense, dejando la impresión de un gobierno firme y efectivo.


Por otra parte, para vencer a la Liga Unitaria del Interior presidida por José María Paz, Rosas impulsó una alianza ofensivo-defensiva con Santa Fe y Entre Ríos –a la que finalmente se sumó Corrientes- conocida como Liga Federal (1831). Esta Liga se organizó en las disposiciones del Pacto Federal firmado ese mismo año, que dejó a Rosas a cargo de la representación diplomática de todas las provincias frente a las potencias extranjeras.



EL PACTO FEDERAL DE 1831



Rosas extendió su poder e influencia a través de Pactos y acuerdos, pero se negó a reunir un Congreso para dictar una Constitución. El acuerdo más importante fue el Pacto Federal de 1831.

“El Pacto formula una alianza que se concibe a sí misma como provisoria y que reconoce la libertad e independencia de cada una de las provincias signatarias y delega en una Comisión Representativa de los Gobiernos de las Provincias Litorales de la República Argentina la concertación de la paz y la guerra y la organización de la fuerza militar necesaria en caso de guerra. Es decir, las provincias signatarias se reservan para sí prácticamente todo el ejercicio de la soberanía con muy escasa delegación de poderes […] El Pacto Federal dio lugar a una tenue organización confederal […]” (1)



LA DERROTA DE LA LIGA UNITARIA:



El enfrentamiento entre las dos Ligas, que amenazaba ser largo y difícil, cambió totalmente por una situación inesperada: tropas santafesinas capturaron en El Tío al General Paz (10 de mayo de 1831), cuando el cordobés se hallaba explorando la zona. El gobernador federal de Santa Fe, Estanislao López, lo mantuvo prisionero hasta 1835, año en que lo entregó a Rosas –finalmente Paz huiría de Buenos Aires en 1839-.

El bando unitario nunca se recuperó de este golpe. Paz era no sólo el líder político sino la mejor carta militar que tenían. Su sucesor, Gregorio Aráoz de Lamadrid, carecía de la capacidad de éste.

El caudillo federal riojano Facundo Quiroga venció a Lamadrid en la localidad tucumana de  La Ciudadela (4 de noviembre de 1831), y la Liga Unitaria se derrumbó.



Con la captura de Paz y la derrota de Lamadrid las provincias del Interior se sumaron a la Liga Federal. Se organizó entonces la CONFEDERACIÓN ARGENTINA; en esta Confederación –que carecía de gobierno central- cada provincia se manejaba de forma independiente pero delegaba en el gobernador de Buenos Aires el manejo de las relaciones exteriores.

Los logros administrativos en la provincia y las victorias frente a los unitarios incrementaron el prestigio de Rosas, pero en 1832, cuando terminó su período de gobierno, Rosas no aceptó la reelección que le ofrecía la Legislatura.

Rosas manifestó que tenía motivos particulares, pues le interesaba realizar con sus gauchos una campaña al “desierto” para “pacificar” la frontera con los indígenas. Sin embargo sus adversarios sostenían que Rosas no aceptaba esta reelección porque la Legislatura no estaba dispuesta a concederle nuevamente las Facultades Extraordinarias.


BALCARCE, VIAMONTE Y MAZA:


Lo sucedió en Buenos Aires otro federal, Juan Ramón Balcarce, que era un adversario político de Rosas. El federalismo bonaerense quedó claramente dividido en dos sectores: un sector moderado que apoyaba el constitucionalismo (los llamados “lomos negros” o “doctrinarios”), y un sector que respaldaba el otorgamiento de Facultades Extraordinarias a Juan Manuel de Rosas, grupo que era conocido como los “Apostólicos”.

Finalmente en noviembre de 1833, cuando Rosas estaba realizando la “Campaña al Desierto”, los Apostólicos, conducidos por doña Encarnación Ezcurra (esposa de Rosas, muy activa políticamente), iniciaron la “Revolución de los Restauradores”, y obligaron a Balcarce a renunciar. Esta revolución fue apoyada por parte de las milicias, por los estancieros partidarios del rosismo, y también por los gauchos y la gente de los arrabales de la ciudad.

Luego de la renuncia de Balcarce, aunque la Legislatura nombró gobernador interino a Juan José Viamonte, y luego a Manuel Vicente Maza, el poder real quedó en manos de Rosas y sus partidarios.


LA CAMPAÑA AL DESIERTO DE ROSAS:
Paradójicamente, una de las pocas cosas que escribió Rosas es un diccionario de la lengua de los indígenas "pampas"


En estos años, la Provincia de Buenos Aires, la de San Luis y la de Mendoza controlaban solo la parte norte de su actual territorio. En el caso bonaerense el límite del territorio efecivamente controlado estaba cerca del Río Salado. Más al sur era una zona de frontera, territorio indio a excepción de algunos poblados fortificados ubicados en la costa, como “Fortaleza Argentina” (Bahía Blanca) y Carmen de Patagones, o Tandil en el interior.

Las relaciones con los indígenas muchas veces eran violentas. Los habitantes originarios realizaban ataques que se llamaban “malones”, llevándose vacas y cautivos. Los malones alcanzaban a veces la zona sur de Córdoba y de Santa Fe.

La campaña al desierto de 1832 fue una operación militar concertada por los gobiernos de todas estas provincias fronterizas con los territorios indios. Hubo tres columnas, una de las cuales, la oriental, fue comandada por el propio Rosas.

Las fuerzas de Rosas llegaron hasta el Río Negro, e instalaron una guarnición en la isla Choele Choel de ese curso de agua.

Al concluir la campaña, el 25 de marzo de 1834, Rosas se dirigió a sus tropas junto al arroyo Napostá, pronunciando estas palabras:

“¡Soldados de la patria! Hace doce meses que perdisteis de vista vuestros hogares para internaros en las vastas pampas del sur. Habéis operado sin cesar todo el invierno y terminado los trabajos de la campaña en doce meses como os lo anuncié. Vuestras lanzas han destruido los indios del desierto, castigando los crímenes y vengando los agravios de dos siglos.

Las bellas regiones que se extienden hasta la cordillera de los Andes y las costas que se desenvuelven hasta el afamado Magallanes, quedan abiertas para nuestros hijos. Habéis excedido las esperanzas de la patria.” (2)


Si bien la campaña fue bastante sangrienta, y se calcula que los aborígenes sufrieron 3.200 muertes, no fue una campaña de exterminio: Rosas había firmado acuerdos con algunas tribus mientras luchaba contra las otras. Las relaciones de Rosas con esas tribus “amigas” se mantuvieron durante los veinte años siguientes.

“Concluida la Campaña de Rosas al Desierto, éste firmó tratados de paz con caciques hasta entonces secundarios, que se convirtieron en útiles aliados. Al año siguiente se sumó el más importante de ellos, Calfucurá. Hasta la caída de Rosas en 1852, no hubo malones en la Provincia de Buenos Aires, Calfucurá daba aviso de los posibles ataques de los pequeños grupos indígenas que no respondían a su mando y eran fácilmente contrarrestados. Sirvió también para distribuir el alcohol y las mercaderías que les enviaba Rosas, junto con vacunas para la viruela.

La campaña también incorporó científicos, entre ellos Charles Darwin, que reunieron información sobre la zona recorrida, pero las regiones desérticas quedaron en manos de los indígenas. Se aseguró una precaria tranquilidad para los campos y pueblos ya formados y se logró un relativo avance en el sudoeste de la provincia.” (2)





FUENTES:

(1): José Carlos Chiaramonte: “El federalismo argentino en la primera mitad del siglo XIX”, en Marcelo Carmagnani (Coordinador) “Federalismos latinoamericanos: México, Brasil, Argentina”, FCE, México, 1993.

(2): Wikipedia

CONSIGNAS:
1- ¿Cómo finalizaron los gobiernos de Rivadavia y Dorrego?
2- ¿Cómo llegó Rosas al poder?
3- ¿Qué características tuvo el primer gobierno de Rosas?
4- Resumí el conflicto entre las dos Ligas (Unitaria o del Interior, y Federal)
5- En un mapa de Argentina nro.3 pintá en dos colores distintos los territorios controlaba cada una de las ligas -hay dos en este trabajo que pueden servirte de modelo-
6-  ¿Qué establecía el Pacto Federal de 1831?
7- ¿Qué rol jugó el rosismo en la etapa 1832-35?
8- Buscá breves biografías de:
A- Bernardino Rivadavia
B- Manuel Dorrego
C- Encarnación Ezcurra

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