sábado, 29 de agosto de 2020

URQUIZA Y LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA



 Justo José de Urquiza, gobernó el país entre 1852 y 1860
LA SECESIÓN DE BUENOS AIRES

 El Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina usaban banderas distintas

Tras la derrota de ROSAS en CASEROS, los gobernadores del Litoral firmaron el llamado PROTOCOLO DE PALERMO, en el que se reconocía a Urquiza el control provisorio de la Confederación, y se convocaba a los gobernadores a firmar un acuerdo en San Nicolás de los Arroyos.
“A la reunión en San Nicolás asistieron casi todos los gobernadores de provincia, y el 31 de mayo, los gobernadores firmaron el Acuerdo de San Nicolás, por el que se llamaba a un Congreso Constituyente, formado por dos diputados de cada provincia, que sancionaría una constitución. Entre otras disposiciones, se establecía también que los diputados debían concurrir con poderes plenos para votar según su conciencia, sin que instrucciones que coartaran su libertad de acción, aunque las provincias podrían retirarlos y reemplazarlos de considerarlo oportuno. La disposición sobre los "plenos poderes" de los constituyentes había sido varias veces utilizada anteriormente por los gobiernos porteños, para presionar a los diputados a aceptar medidas opuestas a las exigidas por las provincias a través de las instrucciones dadas a sus representantes. La diferencia esencial era, esta vez, que la reunión del Congreso no sería en Buenos Aires, sino en Santa Fe. De modo que la presión la ejercería, no el gobierno porteño, sino el Director Provisional de la Confederación Argentina: el mismo general Urquiza, que pagaba los sueldos de los diputados y había colocado en el gobierno al gobernador de Santa Fe.

Vicente López y Planes

Por otro lado, se otorgaba al general Urquiza el título de Director Provisorio de la Confederación Argentina, para que ejerciera el gobierno nacional con amplios poderes ejecutivos y legislativos.” (1)
La firma del acuerdo provocó una crisis política en Buenos Aires que generó la renuncia del gobernador López y Planes, luego su restitución, y luego la intervención federal de Buenos Aires por parte de Urquiza, que asumió el cargo de Gobernador.
El 11 de septiembre de 1852 una rebelión militar en Buenos Aires destituyó a las autoridades que Urquiza había dejado en la provincia. La rebelión contó con el apoyo de fuerzas correntinas que el gobierno central había dejado en la ciudad.
Urquiza intentó intervenir con fuerzas santafesinas, pero el nuevo gobernador, Manuel Pinto, logró un apoyo bastante amplio en la Provincia que incluía a ex unitarios (como el anciano General cordobés José María Paz) y a ex partidarios de Rosas. Buenos Aires retiró sus representantes de la Convención Constituyente, y eligió como gobernador a Valentín Alsina.
El 1 de diciembre Hilario Lagos y otros comandantes de pasado federal se rebelaron en la actual Mercedes contra el gobierno de Alsina, exigiendo su renuncia. Atacaron Buenos Aires, pero no pudieron tomarla. En la defensa de la ciudad se destacaron Bartolomé Mitre y el general José María Paz.
Urquiza apoyó a Lagos, y envió una flota para cercar a Buenos Aires también por el lado del Río, pero los porteños sobornaron a los oficiales de la flota del gobierno central para que se pasaran al bando porteño. De la tarea de corromper a los marinos de la Confederación se encargó Norberto De La Riestra.
La deserción de la flota urquicista desactivó la rebelión de Lagos. El sitio de Buenos Aires se levantó poco después, y el ESTADO DE BUENOS AIRES se consolidó como una unidad política distinta de la CONFEDERACIÓN ARGENTINA.

LA ORGANIZACIÓN DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA

Bandera de la Confederación Argentina, muy similar a la que usaba Rosas
“En marzo de 1854 se constituyó  el primer gobierno federal organizado según la Constitución Nacional que, con excepción de Buenos Aires, habían jurado todas las provincias. Los electores designaron a Justo José de Urquiza como Presidente de la Confederación Argentina y a Salvador María del Carril como vicepresidente. Se realizaron las elecciones para integrar las dos cámaras legislativas del Congreso y el Poder Ejecutivo designó a los miembros de la Suprema Corte de Justicia. Ante la imposibilidad de asentar la capital de la República en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno federal estableció su sede en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, que fue federalizada provisionalmente.
El reconocimiento de este gobierno federal por todas las provincias no significó la consolidación de la unidad entre ellas. Los jefes provinciales –aunque se daban el título de gobernadores- continuaban siendo caudillos que habían establecido con el nuevo presidente una relación de lealtad personal. Por eso, a pesar de los conflictos interprovinciales que se desarrollaron, Urquiza logró mantener la unidad. Pero esto no alcanzó para evitar el deterioro de la Confederación frente a Buenos Aires, ya que el gobierno federal no tenía recursos necesarios para llevar adelante sus obligaciones.


LAS FINANZAS DE LA CONFEDERACIÓN

Cuando Urquiza asumió como presidente constitucional, el primer obstáculo que debió enfrentar fue la escasez de recursos de la Confederación para hacer frente a los proyectos de organización en todos los órdenes. El papel moneda emitido por el Banco Nacional creado por el Congreso Nacional en 1854 no tuvo aceptación porque esa emisión no estaba respaldada por ingresos reales. Con el objetivo de aumentar los ingresos provenientes del comercio, en julio de 1856, el Congreso dictó la Ley de Derechos Diferenciales.
Esta ley reducía impuestos al intercambio comercial sin escalas con los puertos de la Confederación, es decir que los barcos de ultramar que llegaban directamente a Rosario  o Paraná pagarían impuestos mucho menores. Pero tuvo efectos contrarios a los deseados. Como represalia, Buenos Aires impuso restricciones a los productos de las provincias que se exportaban por su puerto. La demanda de productos extranjeros y las posibilidades de exportación de las provincias fueron manejadas por comerciantes de Buenos Aires y de Montevideo, que hacían de intermediarios entre los comerciantes del interior y del exterior. De este modo, crecieron los ingresos fiscales de Buenos Aires y las comisiones que los productores del interior pagaban a los comerciantes porteños.” (2)

LA PRECARIEDAD DEL GOBIERNO NACIONAL

“La autoexclusión de Buenos Aires privó a las autoridades de la Confederación de la única fuente significativa de recursos fiscales del territorio. Fuera del circuito económico formado por la provincia de Buenos Aires y el mercado externo, no existía una economía lo suficientemente dinámica como para constituir una fuente de recursos capaz de solventar la construcción del aparato institucional de la Nación. Al mismo tiempo, ninguna de las precarias administraciones provinciales podía proveer al gobierno nacional los medios para empezar a hacer efectiva su presencia a lo largo del territorio que formalmente se hallaba bajo su jurisdicción. A casi dos años de San Nicolás, la existencia del gobierno nacional era aún sumamente precaria. No se habían organizado las rentas nacionales. El gobierno central contaba solamente con las recaudaciones de la provincia de Entre Ríos, el ingreso proveniente de unas pocas operaciones de crédito interno y pequeñas contribuciones de los gobiernos de Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Asimismo, la centralización de la conducción militar sólo se daba realmente en los casos de acuerdos bilaterales entre Urquiza y los gobiernos provinciales. La única fuerza que dependía directamente del gobierno nacional era, en realidad, el ejército de Entre Ríos. En el ámbito civil, el gobierno nacional sólo actuaba a través de las instituciones locales de cada provincia.
Las bases materiales para llevar a cabo la efectiva unificación del territorio nacional se hallaban en la provincia de Buenos Aires, donde, mientras tanto, se consolidaba un gobierno independiente”(3)

EL ESTADO DE BUENOS AIRES:




“En Buenos Aires después de la revolución de septiembre de 1852, los grupos autonomistas desplazaron a los partidarios de la incorporación a la Confederación y la provincia se ocupó de su propia organización institucional. La Constitución provincial fue jurada en mayo de 1854 y Pastor Obligado fue elegido gobernador por tres años.
En los años siguientes, fueron permanentes los enfrentamientos entre los grupos de antiguos federales porteños que apoyaban la unidad nacional sobre la base de los pactos preexistentes, llamados chupandinos, y los sostenedores de la independencia de Buenos Aires, llamados pandilleros y liderados por Valentín Alsina, Dalmacio Vélez Sarsfield y Bartolomé Miotre, jefes del nuevo partido liberal.
La situación política bonaerense se complicó aún más cuando entre los liberales comenzó a diferenciarse la fracción nacionalista liderada por Mitre, que sostenía la necesidad de que la Provincia se incorporara a la Confederación pero sobre la base de nuevos fundamentos. Los nacionalistas pensaban que Buenos Aires debía formar parte de la Nación argentina con objeto de actuar como como rectora y guía de las demás provincias.
Al contrario de lo que ocurría con las rentas de la Confederación, a partir de 1854, los ingresos del Estado de Buenos Aires crecieron constantemente. Los derechos aduaneros que se originaban en el puerto de Buenos Aires, llave del comercio interno y externo de la Confederación, eran el rubro más significativo de la recaudación fiscal.
El desarrollo  de la ganadería, en cambio, estaba amenazado por las permanentes incursiones de indígenas desde la frontera sur. Los malones atacaban preferentemente las zonas más ricas de la pampa bonaerense, en las que el pillaje resultaba más productivo. La defensa de la provincia estaba mal equipada y mal organizada. La situación se agravaba porque tanto el gobierno bonaerense como el de la Confederación utilizaban a contingentes de indígenas como tropas auxiliares en sus enfrentamientos, con plena conciencia de la depredación que éstos causaban en su desplazamiento. La ‘lucha contra el indio’, aun cuando respondía a una necesidad real, frecuentemente fue utilizada por los dos Estadios enfrentados como excusa para incursionar en el territorio del adversario.
El gobierno de Buenos Aires impulsaba levantamientos de indígenas contra Urquiza y, luego, perseguía a los bonaerenses ‘enemigos del orden’ que habían cruzado la frontera del Arroyo del Medio. Por su parte, la Confederación frente a la inminente guerra con Buenos Aires, establecía acuerdos con los aborígenes con el propósito de conseguir aliados o, al menos, asegurarse de que se mantuvieron neutrales.

LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO DE BUENOS AIRES:

La Constitución bonaerense de 1854 afirmaba: ‘Buenos Aires es un Estado con libre ejercicio de su soberanía interior y exterior, mientras no la delegue expresamente en un gobierno federal’. Sin embargo, no llegó a establecer la separación definitiva. En los debates que precedieron a la aprobación de la constitución provincial, Mitre denunció la falta de derecho de la Legislatura para crear la nacionalidad porteña, porque una provincia que se reconoce  parte integrante de una nación que le preexiste aunque no se halle incorporada a ella de derecho, no puede legislar sobre esa materia que es de la exclusiva competencia de la soberanía nacional.
Alberdi escribió sobre ella: ‘Es una especie de constitución feudal. Ella establece o conserva una aduana interior o provincial, un tesoro de  provincia, un ejército y una diplomacia provinciales.

LAS RELACIONES ENTRE LA CONFEDERACIÓN Y BUENOS AIRES

Después de 1853, las relaciones entre la Confederación  Argentina y el Estado de Buenos Aires, dos entidades soberanas que se consideraban parte de la misma república, oscilaron entre el contacto pacífico y el enfrentamiento armado.
En enero de 1855, los dos Estados firmaron un Tratado que significó un avance en la unificación económica aunque no solucionó el problema de la unificación política. Durante un año se llevaron a cabo varias negociaciones con el objetivo de establecer un sistema de relaciones políticas entre el gobierno nacional y el de la provincia. Pero estas tratativas no obtuvieron ningún resultado positivo, y entre marzo de 1856 y octubre de 1859 el conflicto fue permanente.
Los dos gobiernos buscaron consolidar su posición mediante el reconocimiento diplomático en el exterior y pusieron en práctica una serie de medidas económicas para perjudicar y debilitar al adversario. Pero la lucha fue desigual, ya que la única fuente importante de ingresos era la Aduana de Buenos Aires.

“NO CONSENTIREMOS JAMÁS QUE BUENOS AIRES SE SEPARE DE SUS HERMANAS”

En 1859, el Congreso de la Nación autorizó por ley al Presidente de la Confederación a ‘resolver la cuestión de la integridad nacional respecto a la provincia disidente de Buenos Aires, por medio de negociaciones pacíficas o de la guerra, según lo aconsejaren las circunstancias’. Además, lanzó un manifiesto al país en el que expresaba, entre otras, las siguientes ideas: ‘Los convenios de […] 1854 […] y 1855 tuvieron por objeto acercar cuanto antes la reunión de todos los pueblos de la Confederación por medios pacíficos; y si el gobierno de la provincia disidente hubiera observado fielmente estos convenios, no tendríamos tal vez que apelar hoy al medio terrible de las armas… Esperar más tiempo es exponer la antigua y gloriosa república a desaparecer como nación, convirtiéndose en pequeñas provincias enemigas entre sí y prontas a devorarse recíprocamente. Es necesario que sea una e indivisible […] (Para lograrlo) no consentiremos jamás, y a costa de nuestra sangre si necesario fuere, que la antigua capital del virreinato, la populosa y rica Buenos Aires, se separe de sus hermanas […]’

LA BATALLA DE CEPEDA Y LA UNIÓN DE BUENOS AIRES Y LA CONFEDERACIÓN

La tensión entre Buenos Aires y la Confederación aumentó a medida que se acercaba el final del mandato constitucional del presidente Urquiza. En Paraná y en las provincias se desarrollaron fuertes enfrentamientos entre los partidarios de los dos candidatos principales, el vicepresidente Del Carril y el ministro del Interior, Santiago Derqui. La crisis que estalló en San Juan agravó el enfrentamiento entre el gobierno porteño y  la Confederación. Buenos Aires no estuvo de acuerdo con la intervención de la provincia de San Juan y la imposición de un nuevo gobernador, y el gobierno de Paraná acusó a los porteños de haber instigado el asesinato del jefe de los opositores al partido liberal. Finalmente, Derqui fue electo presidente con el aval de Urquiza y se consolidó la posición de los grupos más extremos, partidarios del uso de la fuerza para liquidar la secesión de los porteños.
En febrero de 1859, Valentín Alsina, gobernador de Buenos Aires desde 1857, en represalia contra la Ley de Derechos Diferenciales, dictó un decreto que estableció que los productos del interior serían tratados en Buenos Aires como mercaderías extranjeras. Esta medida afectó todavía más al comercio y las finanzas de la Confederación. Como respuesta, en mayo de 1859, el Congreso Nacional autorizó a Urquiza a resolver, mediante un acuerdo pacífico o por fuerza de la guerra, la disidencia de Buenos Aires. La Confederación, además, cerró todos los puertos y las fronteras internas  para el comercio y la correspondencia de Buenos Aires. El 23 de octubre de 1859, el ejército confederado al mando de Urquiza, y el porteño comandado por Mitre, se enfrentaron en CEPEDA. Las tropas confederadas obtuvieron la victoria.
Después de duras negociaciones y de la renuncia de Alsina, condición impuesta por Urquiza, el 11 de noviembre de 1859, en San José de Flores, ambas partes firmaron un pacto. Según el PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES, Buenos Aires se declaraba parte de la Confederación y se obligaba a aceptar y jurar solemnemente la Constitución Nacional de 1853, pero luego de que una Convención Provincial la examinara y propusiera reformas que la provincia considerara indispensables. El artículo quinto del pacto establecía que las reformas propuestas serían tratadas por una Convención ad-hoc; es decir convocada al efecto, a la cual Buenos Aires se obligaba a enviar sus diputados. El mismo artículo ordenaba que Buenos Aires debía acatar laas decisiones de la Convención como definitivas, excepto las relacionadas con la integridad del territorio de la provincia, que –reconocía el pacto- ‘no podrá ser dividido sin el consentimiento de la legislatura’.
En mayo de 1860, Mitre fue elegido gobernador de Buenos Aires y, desde ese cargo, desarrolló una política favorable a la unión. Pero el conflicto de fondo entre Buenos Aires y la Confederación todavía no había sido resuelto.

EL PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES

El Pacto de San José de Flores fue considerado un pacto de unión porque en él se acordó la incorporación de Buenos Aires a la Confederación y en el se fijaron los pasos a seguir hasta la aceptación definitiva por parte del Estado porteño de la Constitución nacional de 1853. El pacto estableció también que Buenos Aires dejaba de mantener relaciones diplomáticas y que todas las propiedades de la provincia seguían bajo su jurisdicción, con excepción de la Aduana del puerto de Buenos Aires que pasaba a jurisdicción del gobierno federal. Según el artículo octavo del Pacto, la Nación garantizaba a la provincia de Buenos Aires su presupuesto de 1859 hasta cinco años después de su incorporación, para cubrir sus gastos, inclusive su deuda interior y exterior. Pero estas últimas disposiciones no llegaron a cumplirse. En un convenio firmado el 6 de junio de 1860 entre el representante del gobierno de Buenos Aires y el nuevo Presidente de la Confederación, Santiago Derqui, se acordó que la Aduana permanecería bajo control del gobierno provincial hasta que la Convención aprobara las reformas y los diputados y senadores bonaerenses se incorporaran al Congreso Nacional, que se reuniría a principios de 1861, y participaran en la elaboración de las leyes que debían reglamentar la distribución de las rentas fiscales. Entre tanto, Buenos Aires se comprometía a subsidiar a la Confederación con papel moneda“(4).



NOTAS:

(1): Wikipedia

(2): ALONSO Y VÁZQUEZ: “La Argentina contemporánea (1852-1999), Buenos Aires, Aique, 2003, pag. 20

(3): Oscar Oszlak: La formación del Estado argentino, Buenos Aires, 1982

(4): ALONSO Y VÁZQUEZ: “La Argentina contemporánea (1852-1999), Buenos Aires, Aique, 2003, pag. 21, 22 y 23

CONSIGNAS:
1-  ¿Qué dificultades presentaba el gobierno de Urquiza?
2-  a)¿Por qué Urquiza se instaló en la ciudad de Paraná?; b)¿Qué dificultades económicas mostraba la Confederación?
3-  ¿Cómo se organizó el "Estado de Buenos Aires?
4-  ¿Qué decía Alberdi sobre la Constitución bonaerense? 
5-  "Buenos Aires y la Confederación enfrentaron 9 años de guerra permanente" . Si-No ¿Por qué?
6-  ¿Qué establecía el Pacto de San José de Flores?
7-  ¿Por qué la batalla de CEPEDA no resolvió el conflicto entre los dos Estados argentinos?

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