Justo José de Urquiza, gobernó el país entre 1852 y 1860
LA SECESIÓN DE BUENOS AIRES
El Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina usaban banderas distintas
Tras la derrota de ROSAS en CASEROS, los gobernadores del
Litoral firmaron el llamado PROTOCOLO DE PALERMO, en el que se reconocía a
Urquiza el control provisorio de la Confederación, y se convocaba a los
gobernadores a firmar un acuerdo en San Nicolás de los Arroyos.
“A la reunión en San Nicolás asistieron casi todos los
gobernadores de provincia, y el 31 de mayo, los gobernadores firmaron el
Acuerdo de San Nicolás, por el que se llamaba a un Congreso Constituyente,
formado por dos diputados de cada provincia, que sancionaría una constitución.
Entre otras disposiciones, se establecía también que los diputados debían
concurrir con poderes plenos para votar según su conciencia, sin que
instrucciones que coartaran su libertad de acción, aunque las provincias
podrían retirarlos y reemplazarlos de considerarlo oportuno. La disposición
sobre los "plenos poderes" de los constituyentes había sido varias
veces utilizada anteriormente por los gobiernos porteños, para presionar a los
diputados a aceptar medidas opuestas a las exigidas por las provincias a través
de las instrucciones dadas a sus representantes. La diferencia esencial era,
esta vez, que la reunión del Congreso no sería en Buenos Aires, sino en Santa
Fe. De modo que la presión la ejercería, no el gobierno porteño, sino el
Director Provisional de la Confederación Argentina: el mismo general Urquiza,
que pagaba los sueldos de los diputados y había colocado en el gobierno al
gobernador de Santa Fe.
Vicente López y Planes
Por otro lado, se otorgaba al general Urquiza el título de
Director Provisorio de la Confederación Argentina, para que ejerciera el
gobierno nacional con amplios poderes ejecutivos y legislativos.” (1)
La firma del acuerdo provocó una crisis política en Buenos
Aires que generó la renuncia del gobernador López y Planes, luego su
restitución, y luego la intervención federal de Buenos Aires por parte de
Urquiza, que asumió el cargo de Gobernador.
El 11 de septiembre de 1852 una rebelión militar en Buenos
Aires destituyó a las autoridades que Urquiza había dejado en la provincia. La
rebelión contó con el apoyo de fuerzas correntinas que el gobierno central
había dejado en la ciudad.
Urquiza intentó intervenir con fuerzas santafesinas, pero el
nuevo gobernador, Manuel Pinto, logró un apoyo bastante amplio en la Provincia
que incluía a ex unitarios (como el anciano General cordobés José María Paz) y
a ex partidarios de Rosas. Buenos Aires retiró sus representantes de la
Convención Constituyente, y eligió como gobernador a Valentín Alsina.
El 1 de diciembre Hilario Lagos y otros comandantes de
pasado federal se rebelaron en la actual Mercedes contra el gobierno de Alsina,
exigiendo su renuncia. Atacaron Buenos Aires, pero no pudieron tomarla. En la
defensa de la ciudad se destacaron Bartolomé Mitre y el general José María Paz.
Urquiza apoyó a Lagos, y envió una flota para cercar a
Buenos Aires también por el lado del Río, pero los porteños sobornaron a los
oficiales de la flota del gobierno central para que se pasaran al bando
porteño. De la tarea de corromper a los marinos de la Confederación se encargó
Norberto De La Riestra.
La deserción de la flota urquicista desactivó la rebelión de
Lagos. El sitio de Buenos Aires se levantó poco después, y el ESTADO DE BUENOS
AIRES se consolidó como una unidad política distinta de la CONFEDERACIÓN
ARGENTINA.
LA ORGANIZACIÓN DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA
Bandera de la Confederación Argentina, muy similar a la que usaba Rosas
“En marzo de 1854 se constituyó el primer gobierno federal organizado según
la Constitución Nacional que, con excepción de Buenos Aires, habían jurado
todas las provincias. Los electores designaron a Justo José de Urquiza como
Presidente de la Confederación Argentina y a Salvador María del Carril como
vicepresidente. Se realizaron las elecciones para integrar las dos cámaras
legislativas del Congreso y el Poder Ejecutivo designó a los miembros de la
Suprema Corte de Justicia. Ante la imposibilidad de asentar la capital de la
República en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno federal estableció su sede
en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, que fue federalizada
provisionalmente.
El reconocimiento de este gobierno federal por todas las
provincias no significó la consolidación de la unidad entre ellas. Los jefes
provinciales –aunque se daban el título de gobernadores- continuaban siendo
caudillos que habían establecido con el nuevo presidente una relación de
lealtad personal. Por eso, a pesar de los conflictos interprovinciales que se
desarrollaron, Urquiza logró mantener la unidad. Pero esto no alcanzó para
evitar el deterioro de la Confederación frente a Buenos Aires, ya que el
gobierno federal no tenía recursos necesarios para llevar adelante sus obligaciones.
LAS FINANZAS DE LA CONFEDERACIÓN
Cuando Urquiza asumió como presidente constitucional, el
primer obstáculo que debió enfrentar fue la escasez de recursos de la
Confederación para hacer frente a los proyectos de organización en todos los
órdenes. El papel moneda emitido por el Banco Nacional creado por el Congreso
Nacional en 1854 no tuvo aceptación porque esa emisión no estaba respaldada por
ingresos reales. Con el objetivo de aumentar los ingresos provenientes del
comercio, en julio de 1856, el Congreso dictó la Ley de Derechos Diferenciales.
Esta ley reducía impuestos al intercambio comercial sin
escalas con los puertos de la Confederación, es decir que los barcos de
ultramar que llegaban directamente a Rosario
o Paraná pagarían impuestos mucho menores. Pero tuvo efectos contrarios
a los deseados. Como represalia, Buenos Aires impuso restricciones a los
productos de las provincias que se exportaban por su puerto. La demanda de
productos extranjeros y las posibilidades de exportación de las provincias
fueron manejadas por comerciantes de Buenos Aires y de Montevideo, que hacían
de intermediarios entre los comerciantes del interior y del exterior. De este
modo, crecieron los ingresos fiscales de Buenos Aires y las comisiones que los
productores del interior pagaban a los comerciantes porteños.” (2)
LA PRECARIEDAD DEL GOBIERNO NACIONAL
“La autoexclusión de Buenos Aires privó a las autoridades de
la Confederación de la única fuente significativa de recursos fiscales del
territorio. Fuera del circuito económico formado por la provincia de Buenos
Aires y el mercado externo, no existía una economía lo suficientemente dinámica
como para constituir una fuente de recursos capaz de solventar la construcción
del aparato institucional de la Nación. Al mismo tiempo, ninguna de las
precarias administraciones provinciales podía proveer al gobierno nacional los
medios para empezar a hacer efectiva su presencia a lo largo del territorio que
formalmente se hallaba bajo su jurisdicción. A casi dos años de San Nicolás, la
existencia del gobierno nacional era aún sumamente precaria. No se habían
organizado las rentas nacionales. El gobierno central contaba solamente con las
recaudaciones de la provincia de Entre Ríos, el ingreso proveniente de unas
pocas operaciones de crédito interno y pequeñas contribuciones de los gobiernos
de Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Asimismo, la centralización de la conducción
militar sólo se daba realmente en los casos de acuerdos bilaterales entre
Urquiza y los gobiernos provinciales. La única fuerza que dependía directamente
del gobierno nacional era, en realidad, el ejército de Entre Ríos. En el ámbito
civil, el gobierno nacional sólo actuaba a través de las instituciones locales
de cada provincia.
Las bases materiales para llevar a cabo la efectiva
unificación del territorio nacional se hallaban en la provincia de Buenos
Aires, donde, mientras tanto, se consolidaba un gobierno independiente”(3)
EL ESTADO DE BUENOS AIRES:
“En Buenos Aires después de la revolución de septiembre de
1852, los grupos autonomistas desplazaron a los partidarios de la incorporación
a la Confederación y la provincia se ocupó de su propia organización
institucional. La Constitución provincial fue jurada en mayo de 1854 y Pastor
Obligado fue elegido gobernador por tres años.
En los años siguientes, fueron permanentes los
enfrentamientos entre los grupos de antiguos federales porteños que apoyaban la
unidad nacional sobre la base de los pactos preexistentes, llamados
chupandinos, y los sostenedores de la independencia de Buenos Aires, llamados
pandilleros y liderados por Valentín Alsina, Dalmacio Vélez Sarsfield y
Bartolomé Miotre, jefes del nuevo partido liberal.
La situación política bonaerense se complicó aún más cuando
entre los liberales comenzó a diferenciarse la fracción nacionalista liderada
por Mitre, que sostenía la necesidad de que la Provincia se incorporara a la
Confederación pero sobre la base de nuevos fundamentos. Los nacionalistas
pensaban que Buenos Aires debía formar parte de la Nación argentina con objeto
de actuar como como rectora y guía de las demás provincias.
Al contrario de lo que ocurría con las rentas de la
Confederación, a partir de 1854, los ingresos del Estado de Buenos Aires
crecieron constantemente. Los derechos aduaneros que se originaban en el puerto
de Buenos Aires, llave del comercio interno y externo de la Confederación, eran
el rubro más significativo de la recaudación fiscal.
El desarrollo de la
ganadería, en cambio, estaba amenazado por las permanentes incursiones de
indígenas desde la frontera sur. Los malones atacaban preferentemente las zonas
más ricas de la pampa bonaerense, en las que el pillaje resultaba más
productivo. La defensa de la provincia estaba mal equipada y mal organizada. La
situación se agravaba porque tanto el gobierno bonaerense como el de la
Confederación utilizaban a contingentes de indígenas como tropas auxiliares en
sus enfrentamientos, con plena conciencia de la depredación que éstos causaban
en su desplazamiento. La ‘lucha contra el indio’, aun cuando respondía a una
necesidad real, frecuentemente fue utilizada por los dos Estadios enfrentados
como excusa para incursionar en el territorio del adversario.
El gobierno de Buenos Aires impulsaba levantamientos de
indígenas contra Urquiza y, luego, perseguía a los bonaerenses ‘enemigos del
orden’ que habían cruzado la frontera del Arroyo del Medio. Por su parte, la
Confederación frente a la inminente guerra con Buenos Aires, establecía
acuerdos con los aborígenes con el propósito de conseguir aliados o, al menos,
asegurarse de que se mantuvieron neutrales.
LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO DE BUENOS AIRES:
La Constitución bonaerense de 1854 afirmaba: ‘Buenos Aires
es un Estado con libre ejercicio de su soberanía interior y exterior, mientras
no la delegue expresamente en un gobierno federal’. Sin embargo, no llegó a
establecer la separación definitiva. En los debates que precedieron a la
aprobación de la constitución provincial, Mitre denunció la falta de derecho de
la Legislatura para crear la nacionalidad porteña, porque una provincia que se
reconoce parte integrante de una nación
que le preexiste aunque no se halle incorporada a ella de derecho, no puede
legislar sobre esa materia que es de la exclusiva competencia de la soberanía nacional.
Alberdi escribió sobre ella: ‘Es una especie de constitución
feudal. Ella establece o conserva una aduana interior o provincial, un tesoro
de provincia, un ejército y una
diplomacia provinciales.
LAS RELACIONES ENTRE LA CONFEDERACIÓN Y BUENOS AIRES
Después de 1853, las relaciones entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, dos
entidades soberanas que se consideraban parte de la misma república, oscilaron
entre el contacto pacífico y el enfrentamiento armado.
En enero de 1855, los dos Estados firmaron un Tratado que
significó un avance en la unificación económica aunque no solucionó el problema
de la unificación política. Durante un año se llevaron a cabo varias
negociaciones con el objetivo de establecer un sistema de relaciones políticas
entre el gobierno nacional y el de la provincia. Pero estas tratativas no
obtuvieron ningún resultado positivo, y entre marzo de 1856 y octubre de 1859
el conflicto fue permanente.
Los dos gobiernos buscaron consolidar su posición mediante
el reconocimiento diplomático en el exterior y pusieron en práctica una serie
de medidas económicas para perjudicar y debilitar al adversario. Pero la lucha
fue desigual, ya que la única fuente importante de ingresos era la Aduana de
Buenos Aires.
“NO CONSENTIREMOS JAMÁS QUE BUENOS AIRES SE SEPARE DE SUS
HERMANAS”
En 1859, el Congreso de la Nación autorizó por ley al
Presidente de la Confederación a ‘resolver la cuestión de la integridad
nacional respecto a la provincia disidente de Buenos Aires, por medio de
negociaciones pacíficas o de la guerra, según lo aconsejaren las circunstancias’.
Además, lanzó un manifiesto al país en el que expresaba, entre otras, las
siguientes ideas: ‘Los convenios de […] 1854 […] y 1855 tuvieron por objeto
acercar cuanto antes la reunión de todos los pueblos de la Confederación por
medios pacíficos; y si el gobierno de la provincia disidente hubiera observado
fielmente estos convenios, no tendríamos tal vez que apelar hoy al medio
terrible de las armas… Esperar más tiempo es exponer la antigua y gloriosa
república a desaparecer como nación, convirtiéndose en pequeñas provincias
enemigas entre sí y prontas a devorarse recíprocamente. Es necesario que sea
una e indivisible […] (Para lograrlo) no consentiremos jamás, y a costa de
nuestra sangre si necesario fuere, que la antigua capital del virreinato, la
populosa y rica Buenos Aires, se separe de sus hermanas […]’
LA BATALLA DE CEPEDA Y LA UNIÓN DE BUENOS AIRES Y LA
CONFEDERACIÓN
La tensión entre Buenos Aires y la Confederación aumentó a
medida que se acercaba el final del mandato constitucional del presidente
Urquiza. En Paraná y en las provincias se desarrollaron fuertes enfrentamientos
entre los partidarios de los dos candidatos principales, el vicepresidente Del
Carril y el ministro del Interior, Santiago Derqui. La crisis que estalló en
San Juan agravó el enfrentamiento entre el gobierno porteño y la Confederación. Buenos Aires no estuvo de
acuerdo con la intervención de la provincia de San Juan y la imposición de un
nuevo gobernador, y el gobierno de Paraná acusó a los porteños de haber instigado
el asesinato del jefe de los opositores al partido liberal. Finalmente, Derqui
fue electo presidente con el aval de Urquiza y se consolidó la posición de los
grupos más extremos, partidarios del uso de la fuerza para liquidar la secesión
de los porteños.
En febrero de 1859, Valentín Alsina, gobernador de Buenos
Aires desde 1857, en represalia contra la Ley de Derechos Diferenciales, dictó
un decreto que estableció que los productos del interior serían tratados en
Buenos Aires como mercaderías extranjeras. Esta medida afectó todavía más al
comercio y las finanzas de la Confederación. Como respuesta, en mayo de 1859,
el Congreso Nacional autorizó a Urquiza a resolver, mediante un acuerdo
pacífico o por fuerza de la guerra, la disidencia de Buenos Aires. La
Confederación, además, cerró todos los puertos y las fronteras internas para el comercio y la correspondencia de
Buenos Aires. El 23 de octubre de 1859, el ejército confederado al mando de
Urquiza, y el porteño comandado por Mitre, se enfrentaron en CEPEDA. Las tropas
confederadas obtuvieron la victoria.
Después de duras negociaciones y de la renuncia de Alsina,
condición impuesta por Urquiza, el 11 de noviembre de 1859, en San José de
Flores, ambas partes firmaron un pacto. Según el PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES,
Buenos Aires se declaraba parte de la Confederación y se obligaba a aceptar y
jurar solemnemente la Constitución Nacional de 1853, pero luego de que una
Convención Provincial la examinara y propusiera reformas que la provincia
considerara indispensables. El artículo quinto del pacto establecía que las
reformas propuestas serían tratadas por una Convención ad-hoc; es decir
convocada al efecto, a la cual Buenos Aires se obligaba a enviar sus diputados.
El mismo artículo ordenaba que Buenos Aires debía acatar laas decisiones de la
Convención como definitivas, excepto las relacionadas con la integridad del
territorio de la provincia, que –reconocía el pacto- ‘no podrá ser dividido sin
el consentimiento de la legislatura’.
En mayo de 1860, Mitre fue elegido gobernador de Buenos
Aires y, desde ese cargo, desarrolló una política favorable a la unión. Pero el
conflicto de fondo entre Buenos Aires y la Confederación todavía no había sido
resuelto.
EL PACTO DE SAN JOSÉ DE FLORES
El Pacto de San José de Flores fue considerado un pacto de
unión porque en él se acordó la incorporación de Buenos Aires a la
Confederación y en el se fijaron los pasos a seguir hasta la aceptación
definitiva por parte del Estado porteño de la Constitución nacional de 1853. El
pacto estableció también que Buenos Aires dejaba de mantener relaciones
diplomáticas y que todas las propiedades de la provincia seguían bajo su
jurisdicción, con excepción de la Aduana del puerto de Buenos Aires que pasaba
a jurisdicción del gobierno federal. Según el artículo octavo del Pacto, la
Nación garantizaba a la provincia de Buenos Aires su presupuesto de 1859 hasta
cinco años después de su incorporación, para cubrir sus gastos, inclusive su
deuda interior y exterior. Pero estas últimas disposiciones no llegaron a
cumplirse. En un convenio firmado el 6 de junio de 1860 entre el representante
del gobierno de Buenos Aires y el nuevo Presidente de la Confederación,
Santiago Derqui, se acordó que la Aduana permanecería bajo control del gobierno
provincial hasta que la Convención aprobara las reformas y los diputados y
senadores bonaerenses se incorporaran al Congreso Nacional, que se reuniría a
principios de 1861, y participaran en la elaboración de las leyes que debían
reglamentar la distribución de las rentas fiscales. Entre tanto, Buenos Aires
se comprometía a subsidiar a la Confederación con papel moneda“(4).
NOTAS:
(1): Wikipedia
(2): ALONSO Y VÁZQUEZ: “La Argentina contemporánea
(1852-1999), Buenos Aires, Aique, 2003, pag. 20
(3): Oscar Oszlak: La formación del Estado argentino, Buenos
Aires, 1982
(4): ALONSO Y VÁZQUEZ: “La Argentina contemporánea
(1852-1999), Buenos Aires, Aique, 2003, pag. 21, 22 y 23
CONSIGNAS:
1- ¿Qué dificultades presentaba el gobierno de Urquiza?
2- a)¿Por qué Urquiza se instaló en la ciudad de Paraná?; b)¿Qué dificultades económicas mostraba la Confederación?
3- ¿Cómo se organizó el "Estado de Buenos Aires?
4- ¿Qué decía Alberdi sobre la Constitución bonaerense?
5- "Buenos Aires y la Confederación enfrentaron 9 años de guerra permanente" . Si-No ¿Por qué?
6- ¿Qué establecía el Pacto de San José de Flores?
7- ¿Por qué la batalla de CEPEDA no resolvió el conflicto entre los dos Estados argentinos?
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