"El 28 de junio de 1966 un golpe militar encabezado por el General Juan Carlos Onganía derrocó al gobierno del presidente radical Illia y presentó la intervención de las Fuerzas Armadas cómo la impulsora de una profunda transformación de la sociedad argentina. El golpe militar.que se autodenominó REVOLUCIÓN ARGENTINA, contó con el consenso de gran parte de la sociedad.
Onganía lideraba la corriente paternalista de las Fuerzas Armadas y contaba con el apoyo de grupos católicos de derecha. Pero también con el de importantes sectores políticos y económicos de orientación liberal –civiles y militares- que coincidieron en la necesidad de reorganizar la sociedad y el Estados. Todos estos grupos acordaron con la decisión de Onganía de disolver el Parlamento y reemplazar la Constitución Nacional por el ESTATUTO DE LA REVOLUCIÓN ARGENTINA.
Esta nueva intervención de las Fuerzas Armadas se diferenció de las anteriores. En esta oportunidad no se trataba de una fracción de alguna de las tres fuerzas: por primera vez, encabezadas por sus comandantes, actuaron unidas, como corporación.
Desde 1930, los golpes militares habían contado con el apoyo de la burguesía agropecuaria, cuyos intereses se vieron beneficiados por los gobiernos de facto. En 1966, las Fuerzas Armadas contaron, además, con el apoyo de la mayoría de la burguesía industrial: particularmente es de los sectores más concentrados del capital nacional y transnacional. Estos sectores capitalistas esperaban del gobierno militar la subordinación política de los sectores populares, un elemento considerado como requisito indispensable para la normalización de la economía y la profundización de la industrialización.
EL ESTADO BUROCRÁTICO-AUTORITARIO.
A partir de 1966,las Fuerzas Armadas suprimieron la democracia política y comenzaron a aplicar políticas económicas que beneficiaron a los sectores capitalistas más concentrados, favorecieron una mayor trasnacionalización de la economía y perjudicaron a los sectores populares.Sobre estas bases organizaron un nuevo tipo de Estado, denominado Estado Burocrático Autoritario.
A partir del 28 de junio de 1966, las Fuerzas Armadas se erigieron como las responsables exclusivas de los destinos del país, abandonaron la tutela del sistema político y asumieron el gobierno en forma directa.Además, se propusieron despolitizar el tratamiento de las cuestiones sociales, sometiéndolas a los criterios de la racionalidad técnica, que, proclamaban, eran ‘neutros y objetivos’. Estos nuevos roles y funciones cambiaron el tipo de relación que los diferentes actores sociales habían mantenido con los militares hasta entonces.
El perfil claramente autoritario asumido con el gobierno de Onganía y el descontento provocado por el plan económico fueron restando el apoyo de los sectores medios y obreros, y también el de algunos sectores capitalistas. Hacia fines de 1966, el movimiento obrero y la casi totalidad de los partidos políticos denunciaron los rasgos dictatoriales del nuevo gobierno y organizaron un intenso proceso de resistencia social.
LA FUNCIÓN DE LOS TÉCNICOS LIBERALES:
La ideología de los militares paternalistas –basada en una concepción organicista de la sociedad y preocupada por imponer la ley y el orden a todos los sectores sociales- era compartida por la mayoría de los miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica. Pero se distanciaba profundamente de la ideología liberal que tenían los sectores agroexportadores tradicionales y los grupos más modernos, dinámicos y poderosos de la sociedad: la burguesía industrial dedicada a los grandes negocios.
Estas diferencias fueron una de las causas de las tensiones que atravesaron el gobierno de Onganía y, finalmente, lo llevaron al colapso. Los paternalistas sabían que para alcanzar los objetivos previstos para el ‘tiempo económico’ necesitaban contar con el apoyo de los grupos más poderosos de la economía nacional e internacional. Por esta razón, designaron a técnicos liberales a cargo de la conducción de la economía. Pero la coincidencia inicial entre paternalistas y liberales, civiles y militares, sobre cómo se debía ordenar la sociedad (despolitizando a los sectores más conflictivos y promoviendo el aumento de las inversiones) no resultó suficiente para contrarrestar las profundas diferencias que los separaban. Los liberales no estaban de acuerdo con las fórmulas corporativistas que, si bien lograban la domesticación de los sindicatos, también significaban la subordinación de la gran burguesía del Estado.
LOS TIEMPOS DEL GOBIERNO MILITAR
Luego de asumir la presidencia, Onganía anunció que el restablecimiento del orden en el país se realizaría gradualmente y según una secuencia prefijada.
Para el jefe de la ’revolución argentina’, el ‘tiempo económico’ tenía prioridad sobre el tiempo social y el tiempo político.
Onganía declaró que el tiempo económico se extendería todo lo que fuese necesario hasta lograr paz social y estabilidad económica, realizar grandes obras de infraestructura para ‘la modernización y la integración física del paìs’, racionalizar la administración pública, mejorar la situación presupuestaria de las provincias y sentar las bases de concordancia y respeto a la autoridad. Luego, en su debido momento, llegarían los ajustes de contenido social: en el tiempo social sería posible distribuir con justicia los beneficios de un ajuste hecho posible por el ordenamiento que se lograría en el tiempo económico. Y, finalmente, cuando se hubieran alcanzado los objetivos anteriores, llegaría el ‘tiempo político’: allí culminaría la ‘revolución argentina’ mediante la transferencia del poder político a las instituciones de un Estado que sería muy diferente del Estado liberal democrático que existía hasta el 28 de junio de 1966.
Onganía entendía que en el tiempo político debería lograrse el ensamble del Estado con la comunidad organizada, sobre otras bases que no serían los partidos políticos.
LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL
A partir de 1966, las relaciones entre los militares en el gobierno y los diferentes sectores de la sociedad argentina estuvieron profundamente marcados por la DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL.
Se trataba de una doctrina militar que había surgido en el contexto del conflicto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, en condiciones de paridad de armamento nuclear de las dos potencias, y fue aplicada en los países del Tercer Mundo que estaban bajo influencia estadounidense.
Según los principio de esta doctrina, los Estados Unidos y sus aliados militares en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN; básicamente, las potencias de Europa Occidental) tenían la responsabilidad de mantener el equilibrio frente a la URSS y su sistema de alianzas. Al mismo tiempo, asignaba a los gobiernos de los países periféricos que formaban parte del bloque capitalista la obligación de evitar que el ‘peligro comunista’ o, más en general, la ‘subversión’ ganara terreno en sus respectivos territorios.
En la Argentina, la doctrina de la seguridad nacional comenzó a desarrollarse después de 1955, cuando los jefes de la ‘revolución libertadora’ decidieron abandonar la DOCTRINA DE LA DEFENSA NACIONAL vigente durante el peronismo. Esta última concebía la organización de las Fuerzas Armadas del país según el concepto clásico de ‘nación en armas’ y consideraba como hipótesis de guerra la provocada por un enemigo externo a las fronteras nacionales. La doctrina de la seguridad nacional, en cambio, aceptaba la integración de las Fuerzas Armadas nacionales en los dispositivos internacionales de defensa creados por los Estados Unidos y definía como hipótesis de conflicto las provocadas por un ‘enemigo interno’. Establecía como tarea de las fuerzas militares locales controlar las fronteras ideológicas, vigilar las actividades políticas de la ciudadanía y, eventualmente, reprimir las manifestaciones políticas de los ciudadanos que, desde su punto de vista, fueran ’subversivos’.
DEFENSA, SEGURIDAD Y DESARROLLO ECONÓMICO
Para la Doctrina de la Defensa Nacional, la autosuficiencia económica del país era un objetivo estratégico. Durante la década de 1940, las Fuerzas Armadas consideraron que, para alcanzar ese objetivo, los gobiernos debían proteger la industria nacional, garantizar las necesidades estratégicas de abastecimiento y asegurar el control nacional sobre el sistema de decisiones globales de la economía. Para esta doctrina no había defensa nacional posible sin base industrial propia y sin control estatal sobre las decisiones básicas de inversión.
En la década de 1960, la adopción por parte de las Fuerzas Armadas de la doctrina de a seguridad nacional modificó sustancialmente las ideas de la mayoría de los militares sobre la relación entre defensa, seguridad y desarrollo. Los principios de la nueva doctrina militar derivaban en una concepción de ‘nación’ subordinada estratégica y económicamente a los Estados Unidos. Desde entonces, si bien las Fuerzas Armadas siguieron sosteniendo la necesidad de profundizar el desarrollo industrial, pasó a un segundo plano la cuestión del control nacional sobre las decisiones económicas. Ya no importaba tanto quien dirigía el desarrollo: lo decisivo era lograr que la Nación se modernizara."
Texto tomado de:
M.E.Alonso y E.C. Vázquez: La Argentina contemporánea (1852-1999), Aique, 2003, pags.200 a 202.
CONSIGNAS:
1-¿Quién era Onganía, cómo concretó el golpe y quiénes lo apoyaban?
2-¿Qué objetivos se plantearon los golpistas?
3-¿Quiénes aparecieron como opositores?
4-¿Qué diferencias ideológicas separaban a los golpistas?
5-¿Qué eran los "tiempos" de Onganiato?
6-Resumí el texto sobre la DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL
7-¿Cuáles son las diferencias entre las dos doctrinas que aparecían en las fuerzas armadas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario